De pie: Sito, Vicenç y Gabi Palmer; sentados, Biel Palmer y Polita Estades, posando en la oficina que la empresa familiar posee en es Molinar. | P. Pellicer

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Corren tiempos difíciles para el deporte y el baloncesto no es una excepción. Pero dentro de la crisis que rodea a este segmento, la pasión que une a la familia Palmer Estades supone una bocanada de aire fresco. Su grado de implicación, tras décadas inmersos en diferentes facetas del mundo de la canasta, les ha llevado a lanzar una apuesta firme por el patrocinio del equipo de referencia en Balears.

Así surgió el Palmer Alma Mediterránea Palma, «un sueño hecho realidad» para el patriarca de la saga «y que me emociona», admite Biel, quien puso los cimientos del grupo empresarial e inmobiliario que en la actualidad dirigen sus hijos. Quienes también han heredado ese amor por el baloncesto, plasmado en este proyecto de LEB Oro y en anteriores iniciativas, como el dar nombre a las ligas sénior del panorama balear.

Todo empezó con Biel Palmer y en es Molinar. El centro de operaciones de esa Alma Mediterránea que han convertido en marca y carta de presentación. Sus hijos Vicenç y Sito, directores general y comercial del Grupo Palmer, respectivamente, siguieron sus pasos, al igual que el pequeño de la saga, Gabi. Junto a ellos, una figura imprescindible. Polita Estades, madre y esposa, se ha contagiado del entusiasmo que envuelve a un entorno familiar que no puede vivir sin el deporte. Y menos sin el baloncesto.

Su complicidad con el primer equipo del Bahía San Agustín y con su presidente, Guillem Boscana, vienen de lejos, aunque la afición de Biel Palmer se remonta a las raíces de una historia que, con el paso de los años, le llevó a ser «jugador, delegado, presidente, entrenador... Empezando en es Molinar, con el baloncesto, pero también en el fútbol». Y recuerda aquellos viejos vídeos de la NBA y la figura de Mateu Terrades, que permitían «fomentar este deporte. Pero era todo muy diferente a lo de ahora, aunque para nosotros se abría otro mundo. Imagínese lo que era aquello», comenta.

Atentos escuchan Vicenç y Sito, quienes lanzaron sus primeros tiros a una canasta en el colegio de la barriada palmesana que vio crecer a esta familia y con la que han asentado un estrecho compromiso, con su tejido social, pero también con el deportivo, conscientes de la importancia de mantener vivas sus raíces. Biel ha ejercido, además de padre... de entrenador. «Sabía manejarlo. Había respeto, pero también sabía distribuir los minutos para todos», confiesa Sito.

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Pese a las singladuras de Vicenç y Sito, sus colores son «los del Bahía San Agustín», espeta el segundo. «Jugábamos por nuestro padre... Él fue quien nos arrastró y sólo podemos estarle agradecidos, pues buena parte de nuestros amigos vienen del baloncesto, y con muchos de ellos trabajamos en la actualidad» aquí mismo, añade Vicenç, quien sigue jugando en la competición de empresas con todo un clásico como es el Palmer Inmobiliaria, uno de los más laureados durante los últimos tiempos en este certamen.

Eso sí, la continuidad de la saga parece garantizada. Los hijos de Sito y Vicenç juegan en s’Arenal y Sant Agustí, todo un «motivo de orgullo» para su abuelo, Biel, quien rememora su periplo en Sant Josep y en el mundo del baloncesto de empresas, antes de unir su destino al del Imprenta Bahía.

La figura de Guillem Boscana, presidente de la entidad y del ahora Palmer Alma Mediterránea Palma, genera unanimidad en apoyo hacia su persona y su gestión. «Lo del patrocinio es una satisfacción personal y, como familia, un compromiso grande», explica Sito Palmer, a la vez que Vicenç confiesa que el acuerdo «fue cuestión de cinco minutos. Le dije a Guillem (Boscana) que si Ávoris se iba, me llamara. Creíamos que era el momento de dar un paso adelante. Que ‘toca mojarse’, como es nuestro lema. Las cosas deben hacerse, no decirse, somos una empresa enamorada de los valores del deporte».

«Estoy orgulloso, mucho. Poca gente puede decir que llega a este punto tras tantos años», asegura Biel Palmer con un gesto que entremezcla felicidad y satisfacción por conseguir un objetivo de este calado. Nada menos que ver su apellido presidiendo la camiseta de un equipo de LEB Oro. «Estamos aquí para ayudar, pero sabemos que es el momento de sumar y estar junto a los que nos necesitan», apostilla Vicenç Palmer.

«Como aficionado, me falta ver los partidos. Y ver Son Moix lleno, cuando se pueda, será lo máximo», añade Sito. «Es el premio a una vida, un motivo de orgullo tras 22 años con esta empresa. Es el premio a toda una vida», finaliza rotundo Biel.