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Cuando España conquistó su legendaria plata olímpica en Los Ángeles 84, Rudy Fernández aún no había nacido. Tampoco Ricky Rubio, Marc Gasol, Víctor Claver o el propio Sergio Llull... Eran tiempos de la Guerra Fría, de boicots, pero el éxito fechado en el Forum de Inglewood acabó siendo durante mucho tiempo la gran referencia de varias generaciones de aficionados. Estados Unidos -liderada por Michael Jordan- barrió en la final al equipo dirigido por Antonio Díaz Miguel (74-61), pero era indiscutible que el baloncesto español había entrado en la edad moderna.

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Epi, Corbalán, Solozábal, Fernando Martín, Iturriaga, o Andrés Giménez marcaron una época y mostraron el camino, pero su gigantesco logro empequeñece ante la atómica explosión que se produce a partir del 99. La plata en el Eurobasket de Francia fijó un nuevo punto de inflexión en la biografía de la selección, que durante los últimos 20 años se ha acomodado en el podio de un gran torneo en 14 ocasiones.

En Pekín barrió a Argentina (75-95) y agarró por segunda vez en oro mundial. Como no, ahí estaba Rudy Fernández, conocedor de la gesta de Los Ángeles por los libros de historia, pero protagonista de excepción de un ciclo difícilmente repetible. El alero mallorquín, que también toco el cielo en Japón 2006, ha ganado 11 medallas con el equipo nacional. Increíble Rudy, increíble España.