El jugador de baloncesto Rudy Fernández, ayer en Palma. | Teresa Ayuga

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Recién finiquitada una larga e intensa temporada, Rudy Fernández (Palma, 1985) regresa a su tierra natal para cargar pilas rumbo al Mundial de España y con la mente ya puesta en su Campus. Una cita que aguarda con expectación y a cuyo proveedor del desayuno visitó ayer para dar el pistoletazo de salida a una de las grandes citas del verano baloncestístico isleño.

—¿Se le ha hecho especialmente larga la temporada?
—Bastante. Muchos partidos... Ha sido muy larga y dura, con buenos momentos, pero en la recta final nos quedamos sin gasolina y lo hemos pagado.

—Subcampeones de Liga y Europa, ganadores de Copa y Supercopa y varios récords... ¿qué balance final hace?
—Al final, lo que queda es el palmarés. Creo que el que más merecía los títulos era el Real Madrid, por la temporada, la afición que llenaba la pista. Al final, nos queda un mal sabor por no ganar la Liga, y la Euroliga nos hizo daño. Por segundo año en la final, perdiendo en la prórroga... pero eso nos hará ser mejores e intentaremos ganarla.

—¿Qué le ha aportado esta exigente campaña?
—Personalmente, me ha ayudado a crecer y madurar, a tener más responsabilidad en el equipo. Estamos en la buena línea para intentar ganar el título más deseado, la Euroliga.

—¿Las dos últimas derrotas en finales les pueden haber reforzado de cara al futuro?
—El Real Madrid es un equipo grande, que siempre tiene que luchar por todos los títulos. Esto es como acaba. Al principio se hablaba de récords, pero al final, si pierdes como nos ha pasado a nosotros, se hace difícil. Tenemos que ver que la temporada es larga y saber que lo más importante está al final. Hay que dosificar y no tener tanta mala suerte con las lesiones, sacando la parte positiva de todo.

—Se habla mucho del futuro de Pablo Laso en el banquillo...
—Son los rumores típicos a estas alturas, y más en un equipo grande como el Real Madrid. La temporada ha sido buena. Hemos fallado en los momentos importantes, pero el proyecto y el trabajo de Pablo es bueno, pero con la experiencia puliremos algunos detalles.

—¿Es su Campus la mejor forma de desconectar?
—Es algo diferente. Es otro baloncesto. Somos una familia con la que disfruto y me ayuda a desenchufar el baloncesto profesional y de tanta carga de trabajo. La convivencia con los chicos y chicas es muy estrecha y eso me hace recordar cuando yo era niño y también participaba en estos Campus. Lo importante es pasarlo bien y hacer que ellos vivan una experiencia única.

—Y en unas semanas, el Mundial. En casa y con toda la exigencia e ilusión posibles.
—Todo el mundo quiere jugarlo. Es algo que sentimos todos. Será una experiencia especial, por ser en España y con el equipo que tenemos. Esperamos luchar por ser campeones. Al final, las medallas son importantes, y la muestra es lo que pasó en el pasado Eurobásket. Como la selección de fútbol, creamos unas expectativas, pero debemos dejar de lado esta presión, sabiendo que todos quieren ganar a España. Estados Unidos está ahí, pero nosotros debemos pensar en nosotros mismos. Ya tenemos un grupo difícil en Granada... y desde ahí, iremos paso a paso.

—¿Motiva más por ser la última presencia de algunos de los jugadores de esta generación?
—Por edad, tal vez sí será el último Mundial para algunos, pero por detrás viene gente joven. Este grupo le ha dado mucho al baloncesto y jugando en casa, la motivación es mayor todavía. Sería muy bonito poder ganar otro Mundial.

—Usted y Llull son fijos, pero Abrines suena con fuerza. ¿Qué opinión le merece?
—Sería una buena noticia para el baloncesto mallorquín y balear. La competencia es alta y si acaba estando entre los doce, le ayudaremos, porque somos un bloque y todos soñamos con lo mismo.