El escolta de la selección española Sergio Llull busca asegurar las medallas. | Juan Carlos Hidalgo

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El destino ha querido ofrecer una reedición del encuentro que marcó un punto de inflexión en el devenir del equipo español de baloncesto en Londres 2012. Una venganza con premio, pues esquivados los Estados Unidos y con Brasil ya fuera, los baleares Rudy Fernández y Sergio Llull intentarán asegurar una nueva medalla para el palmarés isleño, que en el caso del mahonés, sería la primera en la historia olímpica de Menorca. Para ello, y con el fin de sellar su segunda final consecutiva -la tercera en la historia-, deberán pasar por encima de una Rusia (18:00, hora española) que sigue indomable (sólo perdió el intrascendente choque frente a Australia) en los Juegos y que apartó de su camino a la siempre incómoda Lituania (83-74).

Por contra, España comparece con la moral por las nubes, lanzada y con el ánimo alto después de superar el duro test de cuartos ante Francia (59-66) y una primera fase plagada de dudas que se extendieron por fases al cruce. El polémico y violento final, saldado con triunfo, ha supuesto una inyección de moral para Rudy y Llull, protagonistas del triunfo al destacar en labores defensivas, y el mallorquín aportando anotación en momentos decisivos. Eso sí, su espalda le hace estar entre algodones de cara a sus segundas semifinales olímpicas, un listón nuevo para un Llull que ante los galos volvió a gozar del protagonismo de antaño en la rotación de Scariolo.

El precedente de la primera fase, con victoria rusa por 77-74, obliga a activar todos los sistemas de emergencia en la vigente subcampeona olímpica. Sabido el peligro de Kirilenko -neutralizado en el anterior choque por Rudy- y prevenidos ante el potencial anotador de Fridzon o Khryapa, España vuelve a encomendarse al liderazgo de los hermanos Gasol y la magia del recuperado Navarro para invertir su tendencia y recuperar sus mejores vibraciones a la espera de rival, bien para la final (domingo, 16 horas) o de cara al partido por el bronce (12 horas), que saldrá del Argentina-Estados Unidos (22 horas).

Lo que tiene claro Scariolo es que el grupo deberá ofrecer lo mejor de sí mismo, reeditar el esfuerzo realizado frente a Francia, si quiere atrapar un nuevo metal olímpico y tener opciones de destronar al Dream Team en la que sería revancha de la final de los Juegos de Pekín.

Será la primera vez que Rusia (o antes la URSS) y España topen en unas semifinales, pese al partido por el bronce en Moscú 80 o precedentes más próximos como la final del Eurobasket 2007, que unida al choque de la primera fase, convierten a los de David Blatt -que le ganó la partida a Scariolo en su anterior enfrentamiento-, convierta a los rusos en uno de los conjuntos que más tomada le tiene la medida a España. No en vano, en los Juegos nunca ha ganado el campeón de Europa (0-4), que por contra presenta un balance de 11-6 en los últimos enfrentamientos directos.

La particular ‘bestia negra’ del equipo español vuelve a cruzarse en su camino cuando más herido está el orgullo de los Rudy, Llull y compañía. Además del físico, pues el mallorquín espera poder llegar en las mejores condiciones posibles tras revivir las molestias en la espalda que han lastrado sus prestaciones a lo largo de la pasada campaña.