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España aprendió a sufrir. Tal vez demasiado ante un rival asequible como Gran Bretaña, y recibe una seria advertencia de que todavía falta trabajo por hacer para llegar en condiciones a los cruces, para los que el grupo de Scariolo ha sacado billete con una victoria, pero ofreciendo una imagen irreconocible de un equipo que tuvo que defender con uñas y dientes el balón para sellar su tercera victoria en Londres (79-78), tras encajar un parcial de 19-30 en el cuarto decisivo. Todo, en un partido en el que el mallorquín Rudy Fernández fue de más a menos y el mahonés Setgio Llull ofreció su versión más discreta en ataque, pero cumplió en labores defensivas. Y es que las cosas parecían pintar bien. Gran Bretaña se mostraba voluntariosa y a fogonazos y apoyándose en Deng y Freeland. Pero España mantenía las distancias en el electrónico, siempre por delante (24-15, minuto 10). El segundo parcial empezó a mostrar las carencias que más tarde pasarían factura. El tiro libre se convertía en un problema y las rotaciones de Scariolo (que tampoco pudo contar con el lesionado Navarro) no acababan de dar con la tecla. Eso sí, España seguía mandando y todo apuntaba a que el guión de las citas ante China y Australia iba camino de repetirse (37-29, descanso).

De nuevo Pau Gasol y Rudy (que ayer logró su tope de asistencias con la selección, con siete) inyectaron frescor a la subcampeona olímpica, que mantenía las distancias, pero no acababa de emitir sus mejores vibraciones. Mientras tanto, el objetivo de la victoria parecía ir cerrándose, aunque los anfitriones en ningún momento bajaron la guardia y siempre dieron la cara.

Con doce puntos de margen comparecían Rudy, Llull y compañía en el parcial decisivo. Más traumático de lo que podían imaginarse iba a ser el desenlace de una contienda que cierra el pase a los cruces, pero a la vez activa las alarmas sobre lo que se puede esperar más allá de la primera fase. Las dudas pueden empezar a despejarse este sábado (12:15, hora española) ante una Rusia que, junto a España se mantiene invicta echando mano del sufrimiento tras vencer por 75-74 y en el último suspiro a Brasil, último rival de los de Scariolo antes del cruce de cuartos.

Entre Freeland y Deng fueron recortando margen, ante el delirio de los seguidores locales, incrédulos ante la gesta que podían conseguir (hasta ayer, el parcial era de 20-0). Tanto, a que un error de Calderón dio paso a una canasta de Freeland que puso el 71-69 a 1:22. Los jugadores españoles no daban crédito y Calderón, tras robo de San Emeterio y anotando más tarde dos tiros libres pareció dar una dosis de aire fresco (75-69, a 39 segundos). Nada más lejos de la realidad. Gran Bretaña se envalentonó y sin apenas margen de maniobra, dos triples de Reinking y Deng, quién sino, hacían subir el 79-78. Calderón supo manejar la situación y los últimos segundos con maestría y salvar un obstáculo imprevisto, pero que debe hacer reflexionar y reaccionar en los albores del tramo decisivo.