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El baloncesto pierde a Lou Roe. Tal vez uno de los jugadores con más talento de los que ha podido disfrutar este país, y más específicamente, la afición mallorquina. El siempre elegante cuatro de Atlantic City, New Jersey (14 de julio de 1972), ha decidido colgar las botas. Tras recorrer el globo de punta a punta, con una doble escala en la Isla, el Club de Regatas Corrientes argentino (donde ha coincidido con cono ex-ACB como Paolo Quinteros) ha sido testigo del último servicio como profesional de Roe. La derrota en semifinales de la liga argentina frente al Obras Sanitarias (3-0 en la serie) ha hecho que Lou tome, a sus 39 años, una decisión que ha hecho pública a través de su muro en Facebook.

«Dura derrota que provoca que llegue a su fin la temporada 2011-12 y mi carrera de 17 años», escribía el que fuera jugador NBA en las filas de los Pistons (que le drafteraron con el número 30, desde la Universidad de Massachussets), Golden State o los Timberwolves.

Los buenos aficionados recuerdan su aterrizaje en España, de la mano de Unicaja (96/97), desde donde inició un periplo transalpino (Cantú) antes de regresar a Estados Unidos. Minnesota fue anticipo de su llegada al Quad City (CBA), antesala de un hecho que marcó un antes y un después en su carrera y en el deporte de la canasata en Mallorca.

España le brindaba una segunda oportunidad y el Bàsquet Inca (99/00) de Paco Olmos era su siguiente estación. En el Palau dejó destellos de su clase, que se multiplicaron en Gijón, Lucentum Alicante y Caja San Fernando.
Hasta que Mallorca volvió a aparecer en su libro de ruta. El Palma Aqua Mágica de Guillem Alomar encomendó buena parte de las ilusiones de su proyecto en LEB Oro -con las miras puestas en el ascenso a la ACB- a un hombre que les permitía dar un salto de calidad insuficiente (2006/07). Fue una escala entre Seúl y el TAU, para volver a Ciutat en la campaña 2007/08, donde fue decisivo mientras estuvo para un Aqua Mágica que agotaba sus energías.

Murcia, Bruesa y Tenerife cubrieron su amplia experiencia española (gracias a ella tiene pasaporte comunitario) antes de volver a cruzar el charco. Y parece que para no regresar. Los Halcones mexicanos y el Club de Regatas corrientes han disfrutado de sus últimas genialidades. Las que pudimos vivir en primera persona y han hecho más grande la leyenda de Roe.