El alero español del Real Madrid, Rudy Fernández, gesticula durante el partido correspondiente a la primera jornada de la Liga Endesa. | Efe

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Real Madrid 88

B. Fuenlabrada 70


Real Madrid (24+21+20+23)
: Pocius (7), Suárez (7), Rodríguez (7), Velickovic (2) y Begic (8) -equipo inicial-, Tomic (3), Rudy (12), Reyes (5), Mirotic (16), Carroll (6), Sanz y Llull (15).

B. Fuenlabrada (21+7+30+12): Mainoldi (8), Sené (7), Penney (25), Colom (2) y Barton (9) -equipo inicial-, Fall, Laviña (6), Vega, Laso (4), Cortaberría, Muñoz y Sánchez (9).

Àrbitros: Juan C. Mitjana, Miguel A. Pérez y Luis M. Castillo. Sin eliminados.


El debut de Rudy Fernández, autor de 12 puntos, 2 triples y 4 rebotes, ilusionó a los aficionados al Real Madrid, vencedor del Fuenlabrada por 88-70, que tras muchos años de ausencia de referentes parece haber encontrado uno dentro de un equipo bien armado y con las ideas claras.

Un triple y un 'alley-hoop' fueron la tarjeta de presentación de Rudy ante su nueva afición, en apenas quince segundos mágicos promesa de una temporada con objetivos ambiciosos.

Una zona del Fuenlabrada y, sobre todo, la falta de acierto ofensivo del Real Madrid marcaron la igualdad inicial del partido, que comenzó a crepitar cuando Rudy Fernández debutó en competición oficial a falta de 1.01 para el final del primer cuarto, con 19-15 en el marcador.

El debut del escolta mallorquín no pudo ser más efectivo con un triple anotado en su primera acción ofensiva a 8 segundos para el final del período, 24-21.

El Fuenlabrada no había dado su mano a torcer todavía y pese a los pocos puntos de Penney, por la buena defensa de Pocius, estaba todavía en el partido.

Rudy también fue el protagonista de la primera acción positiva del segundo cuarto al culminar un 'alley-hoop' a pase a Llull a los diez segundos de juego.

La cosa comenzó a pintar bien para un Real Madrid que, tras muchos años, parece que sabe a lo que juega. Sin experimentos raros, sin iluminados, cada uno juega a lo que sabe y sabe de lo que juega.

Felipe Reyes, a quien la genética no le bendijo con diez centímetros más pero sí con un sexto sentido para estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno para capturar rebotes, juega de pívot y no tiene que irse alejando del aro para conseguir minutos de juego.

Entre Rudy, el buen trabajo de Llull en la dirección, la solidez de los pívots y la buena defensa de todos en general y de Pocius en particular, el Real Madrid se fue al descanso con un marcador claro, 45-28, después de haber endosado un parcial de 21-7 al Fuenlabrada en el segundo cuarto.

El orgullo de los fuenlabreños les impulsó a seguir luchando tras el paso por vestuarios. Penney con puntos de mérito dejó claro que será un jugador importante a lo largo de la temporada, mientras que Laso siguió con sus rotaciones, dando entrada a todos para que todos se sientan partícipes de algo que siempre resalta el técnico, el equipo.

Un parcial de 0-9 de los visitantes en poco más de un minuto sirvió para dar un poco picante al partido, 59-53 (min. 28), que llegó al final del tercer cuarto con un marcador más apretado, 65-58. Quedó bastante claro que tras el parcial de 20-30, los locales no siguieron cultivando la defensa.

Aunque la victoria no peligró en ningún momento, la defensa madridista se puso las pilas y eso le permitió correr al equipo, dándole otro aire al ataque y permitiendo que las ventajas volvieran a ser más amplias y tranquilizadoras.

Tampoco fue necesario mucho más. Rudy debutó y dejó destellos de calidad, lo mismo que Pocius. Todos jugaron y todos anotaron. Otro motivo de alegría para los madridistas