El mahonés Sergio Llull entra a canasta ante la selección Argentina. | Reuters

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España 81

Argentina 86

España (16+16+30+19): Rubio (3), Rudy (31), Navarro (2), Garbajosa (3) y Gasol (16) -equipo inicial-, Raúl, Reyes (6), Vázquez (5), Llull (7), San Emeterio (8) y Mumbrú.

Argentina (23+26+16+21): Scola (22), Prigioni (17), Oberto (10), Delfino (27) y Jasen (3) -equipo inicial- Cequeira, Quinteros, Leonardo Gutiérrez (6) y Mata (1).

Àrbitros: José Carrión (PUR), Ilija Belosevic (SRB) y Scott Butler (AUS). Fran Vázquez y Hernán Jasen fueron eliminados por cinco personales.

La selección argentina consiguió la quinta plaza del campeonato del Mundo de baloncesto que se está disputando en Turquía, al vencer a la de España por el resultado de 81-86, tras un partido que tuvo ganado por 25 puntos y que se dejó remontar.

Sin defensa, sin ataque, sin actitud y sin ganas. Así se presentó la selección española a disputar la quinta plaza ante Argentina. Seguramente no se les puede pedir más a unos jugadores que han dado todo por esa camiseta, y que han ganado casi todo, en los últimos años.

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Primero Delfino, después la falta de puntería en el tiro (Rudy consiguió el primer triple en el minuto 17 en el noveno intento del equipo) y la apatía general hicieron que el marcador se fuera decantando a favor de una Argentina, que tampoco le puso muchas más ganas, pero que por lo menos acertó con el aro.

Ni la defensa en zona, quizá sea más correcto decir la colocación en defensa en zona, porque nadie defendió nada, ni las rutinarias rotaciones, ni nada cambiaron un ápice el partido. Argentina vio como las diferencias crecieron, casi sin enterarse, y los veinte puntos, llegaron al luminoso a cuarenta segundos para el final del segundo cuarto, 29-49.

Por si faltaba algo, Ricky Rubio se desquició con el árbitro principal y se borró del partido, después de un campeonato poco afortunado en lo personal.

Al descanso, 32-49 y unos tímidos gritos por parte de algunos aficionados: «Scariolo dimisión».

Delfino hurgó en la herida, nada más comenzar el tercer cuarto, y la ventaja se fue hasta los 25 puntos, 34-59. Scariolo estaba como el partido, apático y sin soluciones y los aficionados españoles volvieron a pedir su cabeza.

Lo que no se había hecho en 23 minutos de partido, 34-59, se hizo en los tres siguientes, 50-61, tras un parcial de 16-2. El cambio: una mínima defensa y un poco de ganas. El parcial siguió creciendo hasta un 24-2, 58-61, impensable unos momentos antes. Al término del tercer cuarto el marcador fue 62-65.

Con un partido nuevo a diez minutos, el equipo español se fue acelerando al ver como conseguía incluso igualar el marcador a 80 a falta de dos minutos, pero sin conseguir rebasar a la albiceleste.

El fenomenal trabajo de San Emeterio, bien seguido por Rudy y Llull, contagió al resto de sus compañeros que, cuando menos, consiguieron salvar la honra, aunque de nuevo una mala gestión de las últimas posesiones, condenó a la selección española al sexto puesto.