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España 101

Nueva Zelanda 84

España (28+20+29+24): Rudy (12), Ricky Rubio (8), Navarro (18), Garbajosa (14) y Gasol (22) -equipo inicial-, Reyes (10), Raúl (7), Claver (1), Vázquez (5), Llull, Mumbrú y San Emeterio (4).

Nueva Zelanda (19+25+19+21): Penny (21), Vukona (6), Jones (15), Kench y Pledger (4) -equipo inicial-, Tait (5), Fitchett (3), Abercrombie (19), Cameron (3), Anthony (1), Frank (7) y Bradshaw.

Àrbitros: Jorge Vázquez (PUR), Borys Ryzhyk (UKR) y Heros Avanesian (IRI). Sin eliminados.

La selección española demostró, que su mal tiene cura y ante Nueva Zelanda obtuvo 17 puntos de ventaja, 101-84, en su primera victoria en el campeonato del Mundo que se está disputando en Turquía, aunque en el juego todavía le quede mucho camino por recorrer.

La selección española salió con el firme propósito de reivindicarse, de demostrarse a sí misma que el partido y la derrota contra Francia fue un mero accidente. No habían pasado cuatro minutos todavía y Rudy Fernández rubricó con un 'alley-hoop', vía Ricky, el 15-5 en el marcador. Todo parecía felizmente encaminado.

Sergio Scariolo también debió verlo claro cuando en el minuto 7 y 26-13 en el marcador, mandaba al último de sus titulares a descansar al banquillo.

Un parcial de 2-6 en los últimos tres primeros y, sobre todo, una vuelta al juego sin ideas, a lo loco, sin organización y sin efectividad, sembró las primeras dudas al término de los primeros diez minutos de juego, 28-19.

España siguió disminuyendo en sus prestaciones. Si ayer fueron los fantasmas de Serbia en el Europeo, ahora eran los de Gran Bretaña, también el mismo año pasado en la misma competición. Ni la entrada alternativa de los titulares mejoró en exceso la situación.

La defensa volvió a funcionar bien, a ratos, pero en ataque no hubo la fluidez a la que está acostumbrada la selección, pese a los muchos puntos y a la mejoría de los porcentajes de tiro.

Detalles al margen, el equipo nacional se fue al descanso con sólo cuatro puntos de ventaja, 48-44, y el susto metido en el cuerpo.

Si a esto unimos que la acción más brillante del partido para los neozelandeses fue el 'Haka' (danza tradicional maorí) que ejecutaron antes del inicio, el panorama se presentaba oscuro para los españoles si no cambiaban de actitud.

Penny fue la punta de lanza (16 puntos en los primeros 20 minutos) y Abercrombie su mejor ayudante (13 puntos). Por parte española, Rudy y Navarro fueron los más acertados, pero con más sombras que luces.

Un 9-0 de salida en el tercer cuarto en apenas minuto y medio, 57-44, fue, de nuevo, una declaración de intenciones que, esta vez si, tuvo continuidad. El aro se oscureció para los 'kiwis' por la buena defensa española y el equipo, incluso pudo correr un par de contraataques.

Scariolo volvió a sacar a los titulares de la pista y las ventajas no volvieron a bajar de lo diez puntos, y al término del tercer cuarto el marcador reflejó un tranquilizante 77-63.

Tras algún titubeo inicial en los diez minutos de la verdad, la selección demostró que su mal tiene cura pero que aún necesita cuidados. El día de descanso de mañana antes de enfrentarse a Lituania el martes, debe ser de reflexión.