Xavi Ginard, en una imagen captada en el Estadi Balear poco antes de un partido. ATB. | Redacción Deportes

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Xavi Ginard vivió la noche del miércoles un aluvión de sensaciones que van desde la más absoluta euforia a la incredulidad. No es normal que un portero marque goles y que además estos sean decisivos como lo fue el anotado en La Planilla ante el Calahorra en tiempo de descuento. El cabezazo del artanenc terminó en el fondo de las redes de su colega del equipo rival y el Atlètic enloqueció. Marcó un portero, pero marcó sobre todo un futbolista amado por la afición y con un carisma muy especial entre los balearicos. La pasada noche durmió poco, apenas unas horas. No era para menos. La conversación con él tuvo lugar en el autobús en un lugar indeterminado de la península de regreso a la Isla.

¿Durmió algo esta pasada madrugada?


—Creo recordar que eran las tres y media cuando pude conciliar algo el sueño. Entre todo lo que sucedió durante el partido y la alegría y subidón de después se hizo muy difícil conciliar el sueño esa es la verdad.

¿A qué hora se levantó?


—Pues sobre las 7 de la mañana, minuto arriba minuto abajo, la verdad es que me cuesta dormir cuando estoy fuera, pero ayer fue una jornada que lo hizo todavía más difícil si cabe.

¿Ha revivido ese gol en muchas ocasiones?


—Muchísimas. Es que todavía me cuesta mucho creerlo. Cuando subí a rematar me acuerdo que le dije a su central, a su capitán, que me sabía mal pero iba a marcar y de ahí a la prórroga y así fue.

Además, el gol nació desde un saque de portería suyo para darle más épica al momento.


—Saqué de puerta, pero en ese momento, cuando ya estás en el descuento, todo son pelotazos hacia arriba a ver si cazas alguno. Fue bien.

¿Ha recibido muchos mensajes a través del teléfono en estas últimas horas?


—Muchísimos, incontables, el teléfono echa humo. Esa es la verdad.

¿Muchos de ellos son amigos de Artà?


—Muchísimos, la verdad es esa. Muchos me dan la enhorabuena y otros se lo toman con cierto humor. Me dicen que es normal que marcara con ese cabezón que tengo.

¿Cuál ha sido el más especial?


—El de mi hijo, me mandó un mensaje de incredulidad ‘papi, has marcat un gol!!!!’ me decía, no se lo creía. Tiene cinco años y no daba crédito. Seguro que en el colegio lo dijo y ninguno de sus compañeros le creía porque saben que soy portero. Fue muy especial hablar con él.

En la acción del gol, ¿tuvo tiempo de pensar lo que haría o improvisó sobre la marcha?


—Decidí subir a rematar. Me puse ahí en el grupo, me dije a mí mismo, hacia adelante, salté, cerré los ojos y se desató la locura.   

¿Qué se siente al marcar?

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—Es la primera vez y no sabía bien qué hacer. Lo intenté celebrar, pero mis compañeros no me dejaron. Me cogieron, me tiraron al suelo, se abalanzaron sobre mí, no sé. Otra cosa le diré, cuando estábamos jugando la prórroga me daba la risa pensando que había marcado un gol.

Al margen del gol, durante el partido firmó intervenciones que permitieron al equipo sostenerse en el marcador.


—Era un partido muy complicado. El campo estaba fatal, la falta de continuidad al no jugar semana a semana también quieras o no influye en tu confianza, pero poco a poco vas afianzándote y al final estoy contento. El equipo también ayudó, no quiero olvidarlo.

Y una vez más queda demostrado que es un especialista en partidos donde la presión es asfixiante.


—Del algo tienen que servir los 35 años. Cuando no juegas habitualmente y tienes que entrar en situaciones de este tipo es difícil, pero uno quieras o no se va acostumbrando con los años.

¿Había soñado en algún momento anotar un gol?


—La verdad es que no. Tal vez en el Olot, cuando perdíamos uno a cero, solía subir muchas veces a ver si cazaba algo, pero la verdad es que jamás se me había pasado por la cabeza marcar un gol. Ahora creo que ya lo he hecho todo.

Sus compañeros no daban crédito, ¿fue emocionante compartir con ellos la alegría por marcar?


—Muchísimo. Ves su reacción y todo en conjunto te alegra porque has hecho muy feliz a la gente del club, compañeros, afición. Es fantástico.

Y el vestuario al final cantándole ‘¡Xavi, quédate!’


—Ya sabe cómo funcionan estas cosas (risas).

Tres décadas sin pasar una primera ronda. ¿Obsesionaba esta situación en el vestuario?


—Nosotros queríamos pasar, ya tocaba y ahora a ver si hay suerte en el sorteo.

Se superó la primera ronda, si se sigue adelante en un futuro a corto plazo, ¿no estaría nada mal ver un Primera en el Estadi?


—Siempre sueñas con un Barça o un Madrid, que en estas rondas no están, pero un Real Mallorca también sería muy atractivo.

¿Puede ser este el año del Atlètic?


—Tiene buena pinta, pero ya no solo por cómo se dan las cosas porque esto puede cambiar en un momento u otro, pero el grupo y el equipo es fantástico. Me gusta mucho este año porque ves algo diferente. Hay compañerismo y compromiso. Es un equipo que sabe amoldarse a la situación, si hay que correr y pelear se corre y se pelea y si hay que ganar jugando más se juega más. Nos adaptamos a todo y eso es fundamental en una categoría como la que militamos.

¿Puede cambiar su actuación en la Copa del Rey su posición en la Liga donde ahora es suplente?


—Eso no creo que cambie. El equipo está bien y tampoco se trata de hacer cosas raras.