Los jugadores del ATB celebran uno de sus goles ante el Getafe B en el último partido de la primera fase. | Miquel Àngel Llabrés

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La ruta hacia la Primera División RFEF se abre este fin de semana y el Atlético Baleares entrará en acción el domingo (12:00) en el Estadi Balear ante el Don Benito en el primero de los seis partidos que marcarán sus opciones de jugar la próxima temporada en el tercer peldaño del fútbol profesional. Los blanquiazules inician la segunda fase a cuatro puntos del objetivo de terminar entre los dos primeros en un tramo del calendario en el que sólo se verá las caras con los equipos extremeños procedentes del Grupo B y en el que se presume capital amarrar los partidos de casa.

DON BENITO

El físico, su gran virtud

Con una plantilla con jugadores profesionales y otros con sus trabajos al margen del fútbol, el primer rival del ATB le planteará un duro examen en el aspecto físico. El Don Benito, que vive su tercera temporada consecutiva en Segunda División B en la etapa más exitosa desde su fundación en 1928, ha hecho de la preparación física su principal arma una temporada en la que se había marcado la permanencia como objetivo. Después de transitar durante el curso por los puestos de descenso y la zona media de la tabla, el conjunto dombenitense encara el duelo ante el ATB tras superar (4-0) al Cacereño de Tercera en un amistoso.

La continuidad en la plantilla y en el banquillo dan forma al proyecto del Don Benito, que maneja un presupuesto cercano a los 300.000 euros. Juan García dirige al equipo extremeño por tercera campaña consecutiva y le ha imprimido un sello en el que prima el colectivo por encima de las individualidades. Su equipo, que no ve puerta con facilidad y tiene un nivel defensivo correcto, destaca por ser un rival muy incómodo, que acaba muy bien los partidos por su físico y que maneja diferentes sistemas tácticos en el mismo encuentro en función del rival y el guion del choque.

Su once tipo a partir de un 4-4-2 sería el formado por Sebas Gil en la portería; Trini y Álex Herrera en los laterales con Selim e Isma Heredia en el centro de la defensa; Gonzalo y Robert Moreno en la sala de máquinas con Artiles y Chinchilla en las bandas y Dani López y David Agudo como delanteros. Precisamente el exbalerico David Agudo, que militó en el ATB la temporada 2013-14, es el máximo goleador del equipo con cuatro tantos y uno de los buques insignia del equipo junto al capitán Gonzalo.

VILLANOVENSE

Un muro en defensa

El gol average perdido con el Talavera, con el que empató (0-0) en la última jornada, le impidió acceder a la fase de ascenso, aunque en realidad la permanencia era la meta que se había marcado el club, que tiene 500.000 euros de presupuesto y un estadio de césped natural en el que, salvo cambios en la normativa de coronavirus, se permite el acceso de 1.000 espectadores. Después de pasar gran parte de la temporada entre los tres primeros, esta fase ha dejado un sabor agridulce en el Villanovense, que arranca segundo con tres puntos de renta sobre el ATB.

Álvarez de los Mozos, que se hizo cargo del equipo a mitad del pasado curso, ha dado forma a un equipo que basa su éxito en la seguridad defensiva y en su practicidad. Sólo ha encajado ocho tantos en la primera fase, en la que se ha mostrado como un equipo muy agresivo en la presión alta, que no se complica con el balón y aboga por el juego directo. Igual que el Don Benito es un equipo muy físico y aprovecha el balón parado para hacer daño, ya que la faceta rematadora es uno de sus puntos débiles y se espera que la vuelta de Miguel Díaz, tras meses de lesión, eleven su potencial ofensivo.

El 4-2-3-1 es su esquema más habitual y su once tipo está formado por Pedro López bajo palos; Diego Parras, Bonaque, Adri Escudero y el capitán Tapia en defensa; Azcué y Álvaro Clausí en el doble pivote; Ruano, que es su jugador más peligroso, Miguel Díaz y Dani Martínez formarían por detrás de Wilson Cuero o Cristo, que alternan en punta.

MÉRIDA

En caída libre

El Mérida, que cuenta con un millón de euros de presupuesto y que la temporada pasada se salvó del descenso tras interrumpirse la liga por la pandemia de coronavirus, parecía llamada a cotas mayores este curso en el que se ha visto abocada a pelear por el acceso a Primera División RFEF tras despedir la primera fase en caída libre. Cinco jornadas sin ganar ni ver puerta han marcado el tramo más reciente del curso del equipo romano, que destituyó a Dani Mori tras caer en el derbi con el Badajoz en la penúltima jornada. Con números aceptables en defensa, la principal debilidad del Mérida es la falta de acierto, ya que sus pobres registros goleadores no son acordes a su producción ofensiva.

Tras haber dirigido solo un partido, la propuesta de Miguel Rivera desde el banquillo es aún una incógnita, aunque uno de los principales retos del técnico malagueño es recuperar anímicamente a un grupo tocado en el que el meta Javi Montoya ha sido una de las noticias más agradables. El central Eric Ruiz y los centrocampistas Carlos Selfa y David Rocha son los jugadores más destacados de un Mérida que se ha sentido más cómodo como visitante que en el Estadio Romano de Mérida, de césped natural y al que pueden acceder hasta 5.500 espectadores.