Mánix Mandiola, en una imagen captada en el que fue su último entrenamiento como técnico del Atlético Baleares. | ATB

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El Atlético Baleares ha vuelto a echar por tierra un proyecto confeccionado para ascender y que se ha quedado a las puertas un año más. Manix Mandiola manifestó al final del encuentro ante el Cornellà que el de ayer había sido su último encuentro como entrenador del conjunto blanquiazul. «Sí, seguro, es el último partido. Ha sido una experiencia extraordinaria, he vivido muchas situaciones, las he disfrutado y me da pena, de verdad, por los jugadores, por la afición, por la gente que trabaja en el club, gente de nuestro entorno, por ellos, por los verdaderos balearicos. Cuando más ilusión generamos el palo es mayor. Somos capaces de ganar ligas y el tiempo dirá si es fácil o si convierte en una rutina en la Isla», manifestó Mandiola.

El entrenador sacó a relucir las dos ligas ganadas, pero reconoce que faltó la guinda del ascenso. «Es una pena, al final esto es piramidal y solo quedan los elegidos y nosotros hemos ganado dos ligas y no es producto de la realidad. Hemos hecho un gran año y en estos partidos, podíamos haber corrido más riesgos, pero todo el que tenía pinta de nueve lo hemos sacado. Simplemente no era el día», manifestó.

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Exigencia

El entrenador desveló que antes incluso de que el campeonato se interrumpiera por culpa de la pandemia del Coronavirus, él ya había manifestado a la entidad que lo mejor de cara al próximo curso era no continuar en el banquillo. «Durante los últimos partidos antes de parar si perdíamos algún encuentro en casa o empatábamos daba la sensación de que no éramos los mismos que antes y la exigencia era tan grande que personalmente no me sentía capaz para generar ilusión a la gente y subamos o no le dije al club que lo mejor era que me marchara», explicó Manix. «Antes de la pandemia ya lo había comunicado y el club tenía algo que decir porque si hubiéramos subido tenía contrato, aunque imagino que lo hubiéramos arregado, pero no por nada, simplemente porque yo quiero irme de aquí antes de que me echen. Ahora tiene que venir otro, que mejore lo conseguido hasta ahora», manifestó el entrenador del Atlètic Baleares.

En club por lo tanto ha tenido mucho tiempo para pensar qué entrenador va a ser el que ocupará la vacante que Manix ha dejado en el banquillo. Sin duda una decisión estratégica muy importante porque la sombra del técnico vasco es muy alargada tanto por los resultados que ha conseguido como también por su forma de ser y de ganarse a la afición y al equipo. El vestuario este jueves también mostró su desolación al final del encuentro porque muchos de los jugadores con más años en el club saben de la importancia que tenía para los seguidores y para la propiedad poder saborear las mieles del fútbol profesional. Ha vuelto a estar cerca el equipo blanquiazul, pero una vez más ha fallado en los metros finales cuando está en juego lo más importante. Toca seguir marcando diferencias en la categoría de bronce.