Villapalos celebra un gol del equipo esta temporada.

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El Estadi Balear vuelve a abrir sus puertas para recibir a un Atlético Baleares que apunta alto, que ilusiona a su afición y que se mide este domingo al Coruxo, un rival peligroso y no pondrá las cosas fáciles a los de Mandiola. A las 12:00 del mediodía volverá a rodar el balón en la nueva y reformada casa del ATB, un escenario todavía a medio reformar, pero que no impide a los seguidores disfrutar de su vuelta a casa y a su vez de ver jugar a su equipo. Incluso hoy existe la posibilidad de abordar el liderato. Casi nada.

Existe un componente de felicidad en el juego del Baleares, un factor intangible que hace que la predisposición del equipo sea la de armar los partidos desde la seguridad defensiva y masticar poco a poco el choque sin caer en errores que puedan costar goles. Ante el Sanse, en el último partido jugado en casa, dos desajustes y dos despistes costaron dos tantos en contra y eso es precisamente lo que se quiere evitar a toda cosa.

Encaje

Manix ha vuelto a encajar bien las piezas y su equipo difícilmente se descompone. Más bien todo lo contrario. Marca un ritmo constante desde el minuto uno. Ni da grandes acelerones ni tampoco se deja arrinconar con facilidad. Es uno equipo que llega a desesperar porque persiste en una misma idea basada en la racionalización del tiempo y en el control del juego con y sin balón. Sabe jugar con la pelota el ATB, pero sobre todo es un maestro de quitarse el cuero de encima cuando no interesa y matar cuando es necesario hacerlo.

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Lo hizo en Langreo donde ganó cero a uno y no dejó capacidad de reacción al rival. Lo hizo ante Las Palmas B y contra el Sanse, pese a encajar dos goles y el último ejemplo del fútbol práctico y resolutivo lo encontramos en Pontevedra donde se impuso también cero a uno. El Atlético lee bien el guión de los partidos y lo que es mejor, sabe interpretarlos sin apenas fisuras. Todavía resta bastante para que se pueda decir y escribir que el equipo juega de memoria, pero no es menos cierto que este equipo avanza poco a poco a velocidad de crucero.

Los campeonatos ni se ganan en octubre y los ascensos no se logran en diciembre, por lo tanto ahora hay que afinar al máximo la orquesta para no fallar en partidos como el de hoy. En esto está Manix y su cuerpo técnico y por ahora la sintonía suena bien. No es amigo el entrenador de hacer cambios radicales de un domingo a otro si no es muy necesario y salvo novedades el técnico armará un equipo solvente en defensa con Vallori y Aurtenetxe comandando el centro de la zaga y Pedro Orfila y Peris iniciando desde los laterales.

illapalos y Jordan forman una buena asociación en la sala de máquinas y Jorge Ortiz y David Haro volverán a levantar a la afición de sus asientos con sus internadas por las bandas. Iturraspe siempre es un volcán en erupción al que no se le puede dar un metro y Gabarre estará ahí con la caña preparada. Lo dicho, un plan perfecto para empezar un partido comprometido ante un Coruxo que sigue creciendo partido tras partido.

Dos derrotas, ante el Pontevedra y el Inter de Madrid y dos victorias contra el Ferrol y el Sporting B a domicilio así como un empate en Ibiza son la carta de presentación de un conjunto bien trabajado y que es una seria amenaza hoy en el Estadi Balear. El equipo de Michel Alonso asoma en la zona templada de la tabla y llega sin excesiva presión, pero con la motivación de sumar puntos para poder ir poco a poco dando pasos hacia adelante. El empate ante el Ibiza es un aviso de que es un equipo muy respetable. Pero nadie dijo que este grupo primero sería fácil. La tribuna principal del Estadi volverá a vestir sus mejores galas para recibir a un afición que domingo tras domingo aumenta su ilusión. Queda un mundo, pero tan importante es disfrutar del final como del camino hacia el final.