Extracto de la entrevista con Pepe Gómez, delegado del ATB. | Jaume Morey

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Pepe Gómez Sabido (Huelva, 1959) celebrará a final de este mes de octubre 27 años de servicio en el Atlètic Balears y de ellos 17 han sido en el primer equipo ejerciendo de delegado. Es toda una institución en el club blanquiazul y en el fútbol balear. Una tarde de abril de este año su corazón le dio un avisó. Sufrió un infarto y fue intervenido. Casi siete meses después, Pepe está pendiente de recibir el alta y este próximo fin de semana, en el partido entre el Atlètic y el Badalona puede volver a su lugar habitual entre los banquillos de los dos equipos. Ya ha viajado a Elche y a Sabadell. «Para adaptarme de nuevo», relata. El fútbol balear y en especial el Atlètic Balears se volcó con él cuando se supo de su dolencia y ahora celebra el regreso a la normalidad.

—Medio año después de padecer el infarto, ¿cómo se encuentra?
—Me encuentro bien, hasta hace poco la frecuencia cardiaca me subía y ahora se ha estabilizado. Sin embargo, tengo todavía mucho miedo. No puedo levantar pesos de más de cuatro kilos, no puedo ponerme nervioso y he aprendido a ver los partidos con calma.

—En este proceso de rehabilitación futbolística, ¿cómo vivía los encuentros del ATB?
—He visto los partidos junto a Carlos Hernández, nuestro jefe de prensa, y también con el doctor Barrantes, el médico del club, que siempre ha estado pendiente de mí. He estado tranquilo y no me he puesto nervioso como antes. Lo sucedido me ha cambiado la vida.

—¿Se incorpora el domingo a su lugar en el campo?
—Sería mi deseo, vamos a ver. Falta una última opinión de los doctores, un par de análisis más y todo está encaminado a que pueda volver. Si el médico me da su autorización me sentaré. A principio del próximo mes tendré el alta definitiva. También tengo muchas ganas de incorporarme a mi puesto de trabajo en Prosegur, es algo que echo mucho de menos. Ahora lo veo ya cerca.

—¿Y la temporada pasada, cómo se las arregló para seguir la emoción del playoff?
—Estaba ingresado. Pedimos permiso a los doctores para ver los partidos por televisión y las enfermeras estuvieron pendientes por si pasaba algo. El día del Albacete en Palma vine al campo, pero tuve que irme porque me estaba poniendo nervioso.

—¿Qué ha aprendido durante estos meses a raíz de lo que le ocurrió en abril?
—He aprendido a valorar mucho las cosas, las cosas pequeñas también. He tocado con las manos lo que no quería tocar y veía que me iba y gracias a Dios me salvaron y valoro mucho cada día. Agradezco al cuerpo de enfermería y al cuerpo médico de Son Llatzer lo bien que se han portado, ahí he hecho la rehabilitación y he perdido bastantes kilos, los que me sobraban, y sigo un régimen de 1.500 calorías. Mi vida ha cambiado y mis hábitos también.

—¿Le emocionó cómo el fútbol balear se volcó con usted?
—Mucho y me sirvió para comprobar lo mucho que la gente me quiere. Yo no tengo enemigos y siempre mi credo ha sido que el fútbol es para hacer amigos y no enemigos y esto lo he comprobado estos meses.

—¿El Atlètic Balears ha sido una terapia especial?
—Sin duda. Solo tengo palabras de agradecimiento hacia el club, para todos, para el presidente Ingo Volckmann, que ha sido excepcional, un diez; Patrick Messow siempre ha estado pendiente, el cuerpo técnico, todos los jugadores, la gente, los socios, no tengo palabras para agradecer su apoyo.

—¿Lo peor que recuerda?
—Cuando salí del hospital tenía mucho miedo y no me avergüenza decirlo porque creía que me iba a dormir y no despertaría más. Esa fase la he superado

—Hablemos del equipo, ¿cómo analiza la situación del ATB? —Veo un buen equipo, muy bueno, con jugadores de mucha calidad, pero nos cuesta que entre el balón, pero algún día se acabará la mala racha. El entrenador también está muy metido, viene después de muchos años en el Atlético y de esto sabe. Cuando se rompa el maleficio en casa, mejoraremos.

—¿Cree que la historia le debe ya un ascenso al Atlètic Balears?
—Sinceramente creo que sí. Ingo nos quiere ver en Segunda y ahora tenemos que volver a nuestro Estadio y tenemos que luchar por conseguirlo. A la afición le digo que tengan paciencia, saldremos de este bache y nos quedan muchos días de triunfos. Una vez que volvamos al Estadi, seguro que veremos otro Baleares.