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Sus palabras son de las que se deben escuchar con el resto de la caseta en silencio. Pedro Mairata (Mancor de la Vall, 15-1-1979) es el káiser del Atlètic Balears, una voz autorizada en la que se filtra la experiencia de siete temporadas en la división de plata y otras dos en la de bronce. Sus galones, dentro y fuera del campo, son uno de los pilares del coliderato blanquiazul.

Tras forjarse en el Sallista y disfrutar de su primera oportunidad en Tercera División en el Constància de la mano de Nico López, Las Palmas B, Levante B, Eibar Almería y Nàstic de Tarragona dan forma al recorrido de Mairata antes de vestir la que será su última camiseta, la del Atlètic Balears. «Si tuviera que comparar nuestro vestuario con alguno de los que he estado sería con el del Eibar, un club familiar y con limitaciones presupuestarias en el que la unidad es clave», analiza el central.

Estuvo a punto de recalar en el ATB en la 2004-05, pero fue una llamada de Nico López la que, a sus 34 años, le trajo de vuelta a la Isla para vestirse de blanquiazul olvidando los cantos de sirena de parajes lejanos como Hong Kong. Ahora vive una campaña en la que los jugadores mallorquines disfrutan la oportunidad de exhibir su calidad en el colíder de Segunda B y, de paso, lograr un sentimiento de identidad que les hace más fuertes. «Que casi todos seamos de aquí identifica al jugador con el equipo. Además, hay mucha más gente de la que me imaginaba que nos sigue y que gracias a esto siente al equipo como suyo», valora.

Relación

El mismo técnico que le «metía caña» con 19 años lo hace ahora con 34. «Cuando me llamó no dudé», explica Mairata, que elogia el carácter de Nico López como una de las claves para entender el rendimiento del Atlètic Balears. Señala la solidaridad como decisiva en el equipo, aunque también resalta que hay buenas condiciones técnicas, tácticas y físicas. «Está claro que se trata de un trabajo de todos. Sin el cuerpo técnico no tendríamos resultados, pero sin los jugadores tampoco», argumenta. Su trayectoria le concede autoridad en el grupo y le permite detectar jugadores con potencial para jugar en categorías superiores. «Xisco, Thiago, Oller o Florín, entre otros, tienen cualidades para estar más arriba y tienen que aprovechar cada partido, porque nunca sabes si alguien te sigue», dice Mairata, que recuerda como una fase de ascenso del Constància en Orihuela acabaría llevándole hasta el filial de Las Palmas.

«Me gustaría volver a tener 20 años». Sonríe cuando se le pregunta si le agrada el rol de veterano, pero reconocer que le gusta asumirlo: «Ahora soy de los que mete caña porque creo que hay jugadores de calidad que tienen que luchar para intentar mantenernos el máximo tiempo entre los cuatro primeros. Esta puede ser una gran plataforma para ellos», indica.

Estadística

La progresión de puntos que ha trazado el Atlètic Balears invita a la euforia de la afición, pero el discurso de puertas hacia adentro no se altera. «Ya veremos», responde Mairata con la cautela del que las ha vivido de todos los colores, desde un ascenso a Primera a dos descensos a Segunda B.

Tras 1.350 minutos como indiscutible en el eje de la retaguardia, Mairata cumplirá ciclo de amonestaciones y a su vuelta espera recuperar una cita que se le resiste. «Estoy rompiendo la estadística porque solía marcar cada diez partidos», asegura el káiser, dispuesto a derribar unas líneas enemigas que sufren su jerarquía cuando se adentran en terreno blanquiazul.