No deja de sorprenderme esa importancia que se da a los hoteleros como si fuera de ellos de quien dependiera el bienestar de la sociedad balear. Siempre con los ‘hoteleros’ para arriba, los ‘hoteleros’ para abajo, como si lo que les pasase a ellos vaya a condicionar todo lo que ocurrirá aquí. Pues a mí me resulta mucho más importante saber si la pizzeria que está debajo de mi casa volverá a abrir o el dueño ya la ha cerrado para siempre, porque al señor Escarrer no le faltarán ni dinero ni nuevos negocios que atisbar. Y cuando digo Escarrer me refiero a la inmensa mayoría de los empresarios de este sector, siempre quejándose a pesar de ganar cientos de millones en estos últimos años.

Porque yo creo que éste el quid de la cuestión. Hasta que llegó la pandemia, el año pasado, los grandes hoteleros y la inmensa mayoría de los pequeños y medianos se hartaron de ganar dinero, con la ventaja de que cierran medio año y envían a sus trabajadores ‘fijos discontinuos’ a cobrar de la Seguridad Social.

Pues vaya chollo. La inmensa mayoría de hoteleros no se esfuerza para abrir toda la temporada, para buscar nuevos mercados en temporada baja -que los hay-. Su única preocupación es ganar dinero con el mínimo riesgo y el esfuerzo de los demás. Pues yo creo que ya está bien, y coincido con el ministro Garzón de que la hostelería, en general, ofrece puestos de trabajo de muy escaso valor añadido y que su actividad laboral es «precaria y estacional ».