No había un solo Vox, sino unos cuantos. Parecía un partido unido, serio y cohesionado; cuyos dirigentes se movían exclusivamente por sólidos principios morales, en defensa desacomplejada de su ideología ultraconservadora, tradicionalista y, a veces, reaccionaria e incluso xenófoba. Pero han demostrado ser una banda mal avenida de «sujetos» tan populistas o más que los «comunistas» de Podemos. Pugnan entre ellos por ver quién es más duro, radical, e intransigente. Siempre tienen la razón, cada uno la suya, pues ceder lo más mínimo es interpretado como una debilidad, algo imperdonable. No hay diálogo, consenso o negociación posibles. No caben las medias tintas, es blanco o negro. Prima el mando y ordeno. De lo contrario, vuelan las acusaciones de tibieza, de cobardía, de ser un topo del PP. Parecían disciplinados y son el ejército de Pancho Villa.
Nosotros somos Vox
Palma03/02/24 0:30
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