No es ningún secreto que el ser humano es una criatura cuajada de contradicciones y carente de racionalidad, con una clara deficiencia genética para establecer asociaciones cognitivas verificables. Nos zambullimos, por ejemplo, en las orgías gastronómicas y en los aquelarres familiares, tan propios de estas fechas, como toros camino del albero, como mártires del compás navideño a ritmo de campanilleros con la gula desatada –un día es un día– y en espera del rejón de un cuñadísimo, el regüeldo verbal de la suegra –siempre tan querida–, la modorra en el sofá –ahítos de turrones y licores varios–, los paseos para rebajar, el puntito ansioso del sorteo del Gordo, las compras –¡Ay las compras, con las arterias comerciales de la ciudad como si fuera el jubileo!–, los regalos y esos amigos invisibles que nos proveen de cosas que no necesitamos. Tan portentosa capacidad disociadora es evidente.
Annus horribilis
Palma01/01/24 0:29
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3 comentarios
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Y de las mujeres en Iran….
Se ha olvidado usted de los SARAHUIS, a los que EL GOBIERNO SANCHEZ ha VENDIDO A MARRUECOS y NO SABEMOS POR QUÉ...
Ymenudo 2024 nos espera