Los que hemos visto culebrones mexicanos sabemos bien qué significa esta preciosa palabra que describe de forma certera el estado de ánimo que mostró el presidente del Gobierno en el último debate, a pesar de tener a la combativa Yolanda Díaz como escudero. Quizá víctima del cansancio de hilvanar dos campañas electorales consecutivas además de las obligaciones de la presidencia europea, lo cierto es que Pedro Sánchez estaba apagado, un poco adormilado, como cuando te dan esas pastillas contra la ansiedad que te sacan el espíritu y te quedas un poco separado de la realidad. Sereno, educado, con buenas maneras, sacó datos y presumió –con mucha mesura– de los logros de su difícil mandato. También admitió errores y reconoció las graves complicaciones a las que ha tenido que enfrentarse.
Achicopalado
Palma21/07/23 20:00
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