Las dos niñas de doce años que se arrojaron desde un sexto pisó en Oviedo son una tragedia a la que la sociedad no puede acostumbrarse con la misma parsimonia con la que hemos aceptado como inevitables los asesinatos machistas. Algo muy grave está ocurriendo para que la presidenta de la Asociación contra el Acoso Escolar advierta del incremento vertiginoso de peticiones de ayuda por intentos de suicidio que reciben cada día. La generación de sus padres y abuelos callaron las agresiones pederastas que sufrieron en determinados centros religiosos, y no se puede consentir que el acoso escolar se convierta en el día a día de los colegios de hoy. Y puede que el acoso y las burlas de los compañeros no sean la única causa de que dos niñas se quiten la vida, pero ahí está precisamente el problema social que hay que afrontar y no mirar para otro lado, como hicieron las generaciones que consintieron o al menos callaron la pederastia.
La niñez desgraciada
Palma23/05/23 0:29
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