EIVISSA. INFANCIA. LACTANCIA MATERNA - MADRES DANDO DE MAMAR A SUS HIJOS. | GERMAN G. LAMA

Empezar la lactancia de manera agradable es, además de importante, un momento único para la madre y su recién nacido. Y posiblemente quede en su memoria durante mucho tiempo. Saber qué va a ocurrir, cuales son los comportamientos y situaciones esperadas con las que las madres se van a encontrar justo después del nacimiento de su hijo/a ayuda a que la instauración de la lactancia sea más efectiva. Como digo siempre, la información es poder

Los bebés que nacen a término y gozan de buena salud saben mamar, sus instintos innatos están destinados a reptar hacia el pecho de su madre y empezar a succionar. Por ello es muy importante el contacto piel con piel, la no separación del recién nacido/a (RN) de su madre y que la primera toma ocurra en las primeras horas tras el parto.

El agarre al pecho es un comportamiento instintivo en el recién nacido o recién nacida. Insisto en que la mayoría de las criaturas sanas y a término son capaces de agarrarse al pecho de su madre por sí mismas cuando son colocadas piel con piel tras el nacimiento. Se debe dar tiempo y favorecer el ambiente para que desarrollen los reflejos innatos de alimentación. La mejor atención de los profesionales de salud en ese momento es, simplemente, no interrumpir y dejar que suceda. A veces no actuar es el mejor cuidado.

Los niveles de oxitocina maternos a los 15, 30 y 45 minutos posparto y coincidiendo con la salida de la placenta, están elevados. Esta hormona es fundamental en el establecimiento del vínculo madre-recién nacido. Ese es el momento ideal para el inicio de la lactancia. La evidencia demuestra que un recién nacido/a sano/a y a término, nacido por vía vaginal, colocado/a sobre el abdomen de su madre, nada más nacer, será capaz de agarrarse al pecho en la primera hora de vida.

Los recién nacidos por cesárea también lo consiguen, sin embargo, son pocos los hospitales que colocan al bebé piel con piel tras una cesárea y si lo hacen ocurre más tarde debido a los tiempos que requiere la sutura, es más doloroso para las madres y el dolor genera cortisol que inhibe la oxitocina. Aún así las recomendaciones son claras, ¡contacto piel con piel cuanto antes y en cuanto la situación lo permita!

La posición ideal para el agarre espontáneo es la de crianza biológica (biological Nurturing), descrita por Suzanne Colson, enfermera, matrona e investigadora. Colson, en un estudio realizado en 2008, observó en cuarenta binomios madre-hijo/a la aparición de los reflejos y sus fases comparando la postura de crianza biológica con otras.

Los resultados indicaron que se desarrollan más reflejos neonatales primitivos en postura de crianza biológica completa que en otras y que los reflejos de los que estamos hablando, en esta postura, facilitan el inicio del amamantamiento y lo más anecdótico es que en otras posturas lo dificultan. El estudio describe que cuando la madre está en postura de crianza biológica la gravedad asegura el contacto completo de la cara del recién nacido/a contra el pecho, que incluso en niños/as con el mentón retraído, lo que se conoce como retrognatia, se favorece un agarre profundo y una adecuada transferencia de leche y que la madre necesita prestar menos atención en el agarre.

Si no es posible, por ejemplo, por dolor materno tras cesárea, se puede colocar el RN lateralmente sobre el pecho de su madre. Se debe favorecer el contacto piel con piel de la superficie ventral de madre y recién nacido, lo cual ayuda también a regular la temperatura corporal, el patrón respiratorio y la glucemia neonatal.

El recién nacido repta y mueve pies y manos. Este consigue distinguir el pezón y la areola, que se han oscurecido y agrandado durante el embarazo con ese fin. Los pequeños golpes de las manos del recién nacido sobre el pecho ayudan a la eyección de calostro, así como los movimientos de los pies ayudan a la contracción del útero. Cuando el bebé está cerca del pezón estimula su protrusión con la lengua y, cuando éste toca el labio inferior, el recién nacido/a abre la boca ampliamente y extiende la lengua por debajo del pezón. El pecho entra en la boca y el pezón y areola se alargan hacia dentro.

Desgraciadamente no siempre se dan las condiciones más favorables para un adecuado inicio de la lactancia materna. El parto instrumentado, el recién nacido prematuro o la mala adaptación extrauterina con baja puntuación en el test de Apgar, entre otros motivos, pueden afectar a estos comportamientos innatos. Además de tener que separar al RN de su madre para poder estabilizarlo. Estos casos requieren una vigilancia más estrecha, especialmente en las primeras horas de vida. Se debe instruir a la madre y a su acompañante sobre el comportamiento esperado del recién nacido/a, sobre los signos de un correcto agarre y sobre todo cuándo avisar. El personal sanitario debe acudir a comprobar la correcta adaptación y el bienestar del binomio cada poco tiempo. Nunca es tarde para iniciar el contacto piel con piel, a pesar de que pueda iniciarse más tarde de lo recomendado, los beneficios están presentes incluso días tras el parto.

Debido a que el dolor en los pezones es el principal motivo de abandono de la lactancia materna y que un mal agarre es la causa más común de dolor, es fundamental conseguir y mantener un buen agarre al pecho, tanto en la primera toma como en las sucesivas. Igual de importante y decisivo es dejar que el binomio madre-hijo sea capaz de establecer la lactancia por sí mismos como identificar dificultades reales o potenciales. Sabemos que el contacto piel con piel y la postura de crianza bilógica favorece un buen agarre, apostemos por ella y dejemos que los reflejos innatos del RN se desarrollen espontáneamente.

Dicho todo esto y sabiendo que está basado en la evidencia y recomendado por las sociedades científicas no puedo dejar de insistir en que el personal de los servicios por los que pasan madre y recién nacido durante su proceso de parto y posparto debe estar formado y actualizado en lactancia materna para proveer una atención de calidad. Las primeras horas y los primeros días de lactancia condicionan el éxito o el fracaso de la misma, por esto su papel es fundamental.