Javier Aguirre, entrenador del Real Mallorca, durante el partido del pasado sábado en Montilivi contra el Girona.

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Las luces de alarma parpadean en Son Moix. El bochorno de Montilivi, atenuado al final con un par de goles de Abdón Prats, ha vuelto a afear la imagen de un Mallorca que en este comienzo de temporada solo se mueve a tirones. Tras hilar dos jornadas sin recibir ningún gol en contra, al equipo se le volvían a saltar de golpe todas las costuras de la defensa y encajaba una de las derrotas más desoladoras de la era Aguirre. Un revolcón que deja tocado al entrenador mexicano, señala a parte de la plantilla y alimenta las dudas en torno a un proyecto que, en plena ebullición del mercado, parecía diseñado para mirar hacia arriba.

La mejor noticia para el Mallorca es que apenas va a tener tiempo para lamerse las heridas porque este mismo martes desfilará por Son Moix un Barcelona que, además de viajar a Palma con la corona de campeón bien ceñida, lo hará con las pilas cargadas después de su remontada exprés frente al Celta. Ya le pasó algo parecido en mayo de 2022, tras aquella sangría a manos del Granada (2-6) que le dejó con un hilo de vida. Con casi todo perdido, visitaba cuatro días más tarde el campo del Sevilla y raspaba un empate (0-0) que luego sería determinante para asegurar la permanencia.

Al Mallorca le ha sentado fatal el cambio de campaña y se le está retrasando la hora del despegue. La ausencia de varias piezas que eran fundamentales parece haber quebrado la línea de producción del equipo, que hasta antes del verano funcionaba con regularidad. Un déficit que ha aplazado ese salto de calidad que anunciaban los refuerzos y que ha puesto entre paréntesis a una plantilla mucho más costosa que la del curso anterior pero también más corta en cuanto a número de efectivos.

A estas alturas de la película el eslabón más frágil de la cadena es el defensivo. La base sobre la que reposaba el modelo que tan bien le había funcionado a Javier Aguirre desde su llegada a Son Moix se ha debilitado con la lesión de Raíllo y los brotes verdes que habían aflorado tras esas porterías a cero contra el Athletic y el Celta se pudrieron al sol de Girona, donde el equipo llegó a recibir cuatro goles en menos de veinte minutos. En estas seis primeras jornadas, en las que el Mallorca se ha medido a dos recién ascendidos y todavía no se ha cruzado con ninguno de los gigantes, ya amontona una decena de tantos en contra. La temporada pasada no llegó a esas cifras hasta la décima jornada, después de enfrentarse a Real Madrid y Barcelona.

El centro del campo y el ataque tampoco laten al ritmo esperado. En la zona ancha, donde el técnico sí dispone de un catálogo más amplio, todo son charcos y la brújula no encuentra el norte. El rendimiento en la sala de máquinas se ha desplomado y los fichajes no encajan en el mosaico del entrenador. Ni siquiera Sergi Darder, destinado a ser el faro del grupo. Ni se adapta al equipo ni el equipo se adapta a él.

En los metros finales, donde conviven dos de los delanteros más caros de la historia del Mallorca —Vedat Muriqi y Cyle Larin— los números tampoco salen. El cuadro bermellón ha marcado un gol más de los que presentaba el año pasado en este mismo punto, pero la mayoría de ellos solo han servido para acicalar marcadores.

El apunte

El Barça lleva 14 años sin perder en Son Moix

El Barcelona visita este martes (21.30 horas) Son Moix, un estadio en el que encadena siete victorias consecutivas y no pierde desde mayo de 2009. En aquella ocasión el equipo que dirigía Gregorio Manzano se imponía al de Pep Guardiola, que ya era campeón, gracias a los goles de Juan Arango y Cléber Santana, que neutralizaban el tanto inicial de Samuel Etoo (2-1). Además de no puntuar ante los azulgranas, el Mallorca también suma tres partidos seguidos en Palma sin marcarles un gol. La temporada pasada el conjunto de Xavi Hernández ganaba con una diana de Robert Lewandowski (0-1) y hace dos, con una de Luuk de Jong (0-1). En 2020 ganó con Setién en el banquillo y los tantos de Arturo Vidal, Braithwaite, Jordi Alba y Messi (0-4).