1. De mayo a octubre: la mejor temporada para consumir melones es de mayo a octubre. Además de más deliciosos, te serán más económicos.
2. Arriba del montón: lo mejor es elegir las piezas de encima del montón, ya que «los ejemplares que en la frutería están arriba del todo sufren menos golpes y suelen estar en mejores condiciones».
3. Duro: comprueba que el melón está duro al tacto. De lo contrario, es síntoma de que está acuoso y ya demasiado maduro.
4. Sin grietas: voltea el melón y elige el que menos grietas tenga. Tampoco te obsesiones, algunas pequeñas manchas son normales, mero síntoma de la parte que ha permanecido en el exterior de la tierra durante el cultivo.
5. Un pequeño golpe: la OCU recomienda apretar el melón «por sus extremos: si está en su punto la base cederá ligeramente y el otro extremo (el pedúnculo) se abombará un poco.
6. Fíjate en el color: otro de los rasgos más característicos. El verde intenso indica que el melón aún no ha madurado.
7. Cómpralo partido: si te resulta demasiado difícil elegir una pieza en su punto, puedes decantarte por los melones que venden ya partidos. Así podrás ver con facilidad si está demasiado verde o amarillento. Opta por los que mantengan un color blanquecino.
Si aún así eliges un melón maduro, puedes hacerlo madurar en casa, siempre que no lo abras. Para ello, guárdalo en una bolsa de papel (no de plástico) junto con una manzana o un plátano en un ambiente fresco y seco.
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