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El rostro desencajado de Héctor Luca lo dice todo. Son las dos de la tarde y un barco lo devuelve al puerto de Cala d'Or. Está hundido: ha concluido otra jornada de búsqueda y no hay ni rastro de su hijo Alexis, engullido el pasado jueves por un golpe de mar en una cueva de Cala Serena (Felanitx).

Héctor y su hija Mirna han llegado desde la ciudad argentina de Rosario y se aferran a su última esperanza: «Sabemos que sería un milagro encontrar a Alexis con vida, pero por qué no pensar que está atrapado en alguna gruta de la costa. Nos han dicho que hay muchas y no sería la primera vez».

Su hermana, que sigue las labores de búsqueda desde la costa, cuenta por qué Alexis llegó a Mallorca: «Hace años trabajó en esta isla y dejó buenos amigos. En febrero, mi hermano dejó Argentina y se fue a Austria con su novia, que es de ese país. Ella tenía exámenes y Álex decidió venir acá, para visitar a sus amigos mallorquines».

El pasado jueves, el joven de 31 años y tres compatriotas salieron de la urbanización de Cala Ferrara y llegaron a Cala Serena. El temporal en el mar era dantesco y el grupo entró en una cueva, de unos diez metros de alto por catorce de largo. La bajada esa desde la costa, por una escalinata de fácil acceso. No había ningún cartel que anunciara peligro en la gruta, pero cuando los argentinos entraron la marea subió e inundó de agua toda la cavidad. El golpe de mar fue tan violento que los cuatro salieron despedidos. La chica, herida, pudo salir y pedir ayuda. Con unas cuerdas fueron rescatados otros dos excursionistas, pero Alexis desapareció.

«Los equipos de emergencia se están portando bien, aunque cualquier familia de un desaparecido siempre quiere más barcos, más helicópteros, más policías buscando. Cada mañana mi padre sale en un bote privado y recorre la costa, por si se obrara el milagro», relata Mirna, que deberá regresar en breve a su país porque tiene un hijo pequeño. Héctor, no: «Yo no me iré de Mallorca hasta que encuentren a mi hijo. Y hasta que esa cueva quede cerrada, no quiero más familias destrozadas».