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Cada vez abundan más, en prensa y telediarios, individuos obsesionados con salvar el pellejo de tremendos cataclismos parecidos al diluvio universal, y de paso salvar también al mundo, que a su juicio, está poco menos que en las últimas. Se trata del síndrome de Noé, del que soy una autoridad pues me lo acabo de inventar. Suele afectar a hombres de mediana edad, o incluso de edad avanzada (Noé vivió 950 años), que conscientes de que la humanidad, o la civilización, o la patria, perecerán en breve a causa de sus pecados si ellos no lo remedian, construyen grandes obras de ingeniería verbal con forma de navío rechoncho, y luego determinan quienes sobrevivirán al diluvio y quiénes no. Parece un síndrome infrecuente y exótico, bíblico por así decir, pero según los últimos estudios realizados por mí mismo, está ya más extendido que otros síndromes psicopáticos o paranoides más famosos, como el de Cotard (creerse muerto), el de Kórsakov, el de Münchhausen o el de Ganser, que consiste en contestar preguntas erróneamente, a lo loco y sin ningún sentido. Como cuando el señor Feijóo aseguró que el sanchismo es lo que mantiene vivo el procés, y que sin ninguna duda hará president de la Generalitat a Puigdemont. O como cuando el propio Puigdemont, sin votos suficientes, se declaró dispuesto a presidir Catalunya, por coherencia. Caramba con el síndrome de Ganser. Trastorno que, por cierto, también padecen numerosos afectados por el síndrome de Noé, ya superpuesto o en paralelo, como refuerzo de su manía de salvar al mundo. ¿Estamos diciendo que el señor Feijóo, el señor Puigdemont, el señor Junqueras y quién sabe cuántos dirigentes más, tienen el síndrome de Noé? No por favor, Dios nos libre. No siendo aquí profesionales titulados de la mente, podríamos ser acusados de intrusismo psicológico, o de afectados por el síndrome de Münchhausen. Lo que decimos es que este síndrome de Noé ha adquirido gran protagonismo en los últimos años, cada vez hay más profetas construyendo arcas de Noé ilusorias para salvar a la humanidad, y esto se refleja en los medios informativos. A los afectados se les nota, porque se proclaman capaces y con fuerzas para liderar lo que haga falta.