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«Si quieres que el diablo no se presente, no le mientes». Este dicho popular viene al pelo para ilustrar la constante invocación a la guerra que se hace desde los estados miembros de la OTAN. ¡La diplomacia es sustituida por tambores de guerra en nombre de la seguridad! ¿La seguridad de quién? La nuestra no. Pues en medio de este ambiente belicista, del cacareado rearme y de las reiteradas provocaciones bélicas que se llevan a cabo en diferentes escenarios, nos enteramos por los medios de comunicación que el gobierno, autodefinido como ‘progresista’, autoriza una nueva base naval de la OTAN en Menorca, la tercera, tras Rota y Cartagena.

No está mal como reclamo turístico, hasta podría aportar variedad a los imanes para la nevera que se venden como souvenirs. La típica sargantana se puede representar subida a lomos de un misil, al que daría colorido, o clavada en una diana. Otra opción puede ser algún tipo de diseño imantado que recoja algo así como ‘1708-2024: el dominio anglo toma nuevamente Menorca’.

De momento, la población menorquina y balear en general empieza a salir del asombro de esta operación realizada sin anestesia y anunciada con la misma frivolidad de quien anuncia la visita de un nuevo megacrucero, siempre más grande que el anterior. La Plataforma Menorca per la Pau empieza por convocar una manifestación para hoy domingo 7 de abril a las 18 horas en la plaza de s’Esplanada en Maó y en Mallorca empieza a resonar y estar de actualidad aquello de ‘OTAN no, bases fuera’.