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Callar no es una palabra pasiva. Callar debería ser un vocablo muy dinámico con estas tres finalidades:

-Callar para escuchar,

-callar para mirar y

-callar para aprender.

Callar para escuchar significa saber dar importancia a la palabra del otro y atenderle con la máxima atención. De esta escucha puede surgir un diálogo muy fructífero que siempre nos será útil.

Callar para mirar. Con el silencio podemos conseguir una mirada sostenida y amable hacia el otro que siempre dará resultados muy positivos. Tus ojos sobre los ojos del otro siempre derivan en una mirada muy beneficiosa.

Callar para aprender. El silencio es un factor propicio para pensar, para adquirir nuevos conocimientos y asimilar las propias experiencias. El silencio es, además, una fecunda fuente de sabiduría.

Cultivémoslo con esmero. Nos hará madurar como personas.