Hace años, una prima mía vivió una temporada en Washington trabajando en un proyecto de investigación científica financiado con fondos públicos del Gobierno estadounidense. Estaba un poco frita porque en medio de sus muchas obligaciones tenía que consignar cada folio, cada bolígrafo o cada lápiz que gastaba. «Los contribuyentes americanos tienen derecho a saber en qué se emplea cada centavo de sus impuestos», le decía su encargada, que vigilaba con mirada de águila cada paso de los empleados. Ese espíritu tocapelotas a nosotros nos resulta inconcebible. Pagamos barbaridades de dinero en impuestos todos los años. De hecho, España es el país donde más ha crecido la presión fiscal de los 27 miembros europeos. Generamos riqueza, pero apenas la vemos porque antes de empezar a gastar el Estado se lleva su generosísima porción. Y eso está bien, porque a cambio recibimos muchos servicios de calidad. Sin embargo, ocurren cosas. Como la existencia del tipejo ese, Koldo, personaje de ficción salido de alguna alcantarilla del que echaban mano poderosos miembros del partido en el gobierno.
Las cuentas
Palma26/02/24 0:30
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1 comentario
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Al ppvox la corruppció no els fa mal, els seus votants els ho perdonen tot. Amb una ocurrència com insultar i dir que és fruita ja fan la gràcia i no hi tornen a pensar. Al PSOE en canvi sí que li fa mal, molts de vots poden passar a mans dels partits regionals, que són la millor opció de sempre