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Cuando yo era un jovencito con ínfulas de científico loco, y cantaban los Beatles en lugar de una IA imitando a los Beatles, estaba convencido de que a estas alturas de 2023, caso improbable de que llegase vivo, tendría un cerebro biomecánico dentro de un cráneo de cerámica resistente a las altas o bajas temperaturas, y un cuerpo metálico casi totalmente artificial. Que sería un robot, en definitiva, y de hecho incluso procuraba comportarme como tal, de ahí que en el colegio curas y compañeros me llamasen el robot, o robot sordo los más chistosos, lo que me llenaba de orgullo. Se ve que como todos los científicos locos, tenía una confianza excesiva en el progreso humano, y no me esperaba que fuese tan lento. Como todas las pelis de ciencia ficción, me adelantaba décadas o siglos a lo que ocurrirá, de modo que ya entonces, persuadido de que toda inteligencia acaba siendo mecánica (no hay alienígenas intelectualmente avanzados, sino robots alienígenas muy avanzados), pronosticaba para los años 80 y 90 una polémica mundial sobre la IA. La que ahora tenemos con más de 30 años de retraso, y que según leo, tanto EEUU como la UE están intentando con urgencia regular. ¡Regular la inteligencia artificial! A buenas horas. Intento inútil, porque toda inteligencia es artificial, sólo la bobería es natural, y los organismos biológicos son demasiado frágiles, efímeros y deficientes para subsistir mucho tiempo en este hostil universo de locos, y deambular por él. Razón, decíamos, de que no haya extraterrestres dignos de mención, pero sí robots extraterrestres. O robotización o extinción, no hay más alternativas. Y cómo vas a regular eso, por favor. Hace más de un siglo que se veía venir la inteligencia mecánica, y lo malo, lo verdaderamente calamitoso, es que para mí llega tarde. Vista la exasperante lentitud del progreso, y tanto si regulan como si no regulan, nunca seré ya un robot sordo con cerebro cibernético, nanotubos en las tripas y articulaciones de grafeno. Para mí ya es demasiado tarde, y puesto que no podré beneficiarme, lo digo honradamente, me trae sin cuidado lo que ocurra con cualquier clase de inteligencia. Que siempre es artificial, o lo intenta.