El Instituto Cervantes (Madrid) recordó en los paneles de una reciente exposición que concluyó el mes pasado cómo «explotó» Sender en Mallorca. Desde luego, uno de los encontronazos más potentes que se han producido sobre suelo literario en Balears: fue el protagonizado por dos morlacos, ambos extraordinarios escritores con pitones muy afilados: Ramón J. Sender, republicano visceral, y Camilo J. Cela, que en la Posguerra, como tantos otros en España y fuera de ella, se buscó la vida carpetovetónicamente como pudo y a salto de mata. A don Camilo se le ha acusado de todo, incluso de ser el culpable del toro que mató a Manolete. Lo cierto es que guste o no su tendencia o destendencia fue un gran escritor y a los que tuvimos la gran fortuna de conocerle nos abdujo con una vitalidad e independencia desbordante que ya no se da en la sociedad española. Vayamos al grano: tras varias cartas, Cela consiguió que Sender volviera a España, incluso le ofreció su casa mallorquina a modo de reclamo. Sender no tuvo otra que irse al exilio mexicano hasta 1942 y luego a California al terminar la Guerra Civil, tenía 37 años. Cela, cansado de una Madrid culturalmente muy entumecida, decidió aislarse en Mallorca.
Boxeo literario en Mallorca
21/12/22 0:29
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1 comentario
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Molt interessant. És una llàstima que s'hagin perseguit als intelectuals durant tant de temps. De fet, encara avui la dreta és antiintel·lectual, no els agrada haver de justificar ni que els qüestionin