La gente sigue sorprendiéndonos. Las convicciones claras, la capacidad de luchar por lo que creemos, la defensa del planeta… ennoblecen a muchos jóvenes, capaces de moverse y organizarse para salvar al mundo. Sin embargo, ¿cuál es la línea que separa la defensa de unos ideales nobles del fanatismo absurdo? ¿Dónde está la frontera entre la lucha por salvar el planeta y la obcecación sin sentido?
Me sorprendieron las imágenes de jóvenes que se dedican a asaltar museos. Existe un movimiento de personas que van a los museos, escogen cuadros representativos e importantes de la historia del arte (se preocupan, afortunadamente, de que tengan un cristal protector) y les lanzan zumo de tomate, de naranja, o cualquier material que sirva para destrozarlos. Se trata de simular que destruyen el arte, bajo el lema de ‘arte o vida’.
Límites
Palma31/10/22 3:59
También en Opinión
- Detenido en Palma un encargado de Correos Express por quedarse dinero de los paquetes
- Así eran las fiestas en la terraza que se desplomó en la Playa de Palma
- Cambio de tiempo en Mallorca: llega un frente frío
- Detienen en el aeropuerto a una pareja de turistas por hacer un 'simpa' en un hotel de Palmanova
- El emotivo relato de un policía local de Palma tras su actuación en el derrumbe del Medusa Beach
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.