Más de dos años esquivándole, como se rehuye a quienes no queremos dejar entrar en nuestras vidas por nada del mundo, a los enemigos más acérrimos. Cada día con su nombre en el pensamiento, mientras intuía su presencia, esa cercanía inquietante de lo que más tememos. Al principio no nos conocíamos. Lo que se desconoce sin duda inspira un mayor temor. Oía voces que lo explicaban, que lo transformaban en porcentajes y estadísticas. Leía artículos, noticias. Poco a poco fueron cayendo muchos: conocidos, vecinos, familiares. Cada uno lo vivía de forma distinta. Hubo dolor, incertidumbre, miedo. Hubo también ganas de pasar página, de hacer como si jamás hubiese existido. La realidad pesa; el cerebro nos invita a rehuirla. Sin embargo, pasaron los meses, las vacunas, las mascarillas impidiéndonos ver los rostros de los demás, las olas subiendo y bajando como el mar. Desaparecieron las sonrisas tras la tela que cubría los rostros.
Llegó
Palma15/08/22 3:59
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1 comentario
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Mas bien el te saludo a ti....Aun así tuviste suerte.No lo pillaste en aquella clase de ingles, diminuta y pasada de aforo donde os molestaba tanto los obreros abajo en la calle, donde por las precauciones a tomar, nunca hubieras tenido que estar.Tres vacunas te pusiste y en Ibiza te contagiaste, asintomático no fue, en can mises no ingresaste.Suerte la tuya doña Maria.