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Aparecen en esta tierra templada signos inquietantes coincidiendo con los días de angustia, muerte, éxodo y estrechez que sufren los ucranianos. La reacción del boicoteador del Lady Anastasia es un gesto visceral que no debería ser admirado. Descargar la ira contra turistas ricos y magnates, creer que todos son oligarcas y sospechosos de colaboracionismo es equivocar el objetivo. El culpable es Putin. Otra cosa son mafiosos, blanqueadores y gánsteres que han elegido las costas mediterráneas para camuflarse y negociar, pero de eso se encargan las investigaciones fiscales y judiciales con el apoyo policial. Las hemerotecas recogen operaciones brillantes en los últimos años.

No se podría permitir que ciudadanos aguerridos intervinieran activamente, aunque pueden informar de algún indicio delictivo. Es que también parece inadecuado y peligroso ese plan de vecinos de es Fortí de montar patrullas contra vándalos y delincuentes que producen inseguridad y daños visibles en la zona. Cuadrillas civiles, partidas de caza, vigilantes de parque, rondas nocturnas…

Qué cosa más desfasada. Esto suena a somatén, aquel cuerpo parapolicial de voluntarios que fundó el dictador Primo de Rivera y que permaneció en algunas zonas hasta el fin de la dictadura de Franco. Dicen los de es Fortí que es simplemente para llamar la atención y que haya más empeño policial. Lo que llama la atención es que a estas alturas de videovigilancia y control haya patrullas en las calles que pueden mutar en jauría justiciera si encuentran algún pobre diablo con las manos en la masa.