Cuando Francina Armengol presenta en el entorno de una de las ferias turísticas más importantes del mundo una ley que todavía no existe o Pedro Sánchez hace suyas las advertencias de un dirigente empresarial ante el trámite parlamentario del decreto que modifica la legislación laboral están ninguneando sin escrúpulos la función sustancial del Parlament de Baleares y del Congreso de los Diputados, las cámaras de representación de la soberanía popular. La tendencia irrefrenable de los partidos que ostentan el poder ejecutivo a debilitar o, en el peor de los casos, suprimir el sistema de frenos y equilibrios propio de las democracias avanzadas conduce paulatinamente a la instauración de lo que los politólogos han venido en llamar democracias iliberales, regímenes políticos en los que las elecciones no garantizan las libertades plenas. Polonia o Hungría no están tan lejos.
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Palma07/02/22 3:59
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