Después de varios años un poco de capa caída, el Primero de Mayo volvió a coger impulso ayer, en una jornada que se tiñó de proclamas políticas, además de las exigencias sindicales habituales. El detonante no fue otro que los famosos cinco días de reflexión del presidente del Gobierno, que movilizaron a buena parte de sus ministros, deseosos de apoyar en la calle los avances conseguidos en materia laboral y social y reivindicar la continuidad de esa línea. La titular de Trabajo fue una de las más combativas, y realistas, al ponerse del lado de esos trabajadores que dedican prácticamente todo su tiempo a tareas profesionales y apenas logran disfrutar del ocio, la familia o cualquier otro ámbito. El tristemente habitual «no me da la vida» que tantas veces pronunciamos y escuchamos.
Retos y prioridades en el Primero de Mayo
Palma02/05/24 0:30
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