Sonia Pastor sujeta una vela que acaba de extraer del molde de silicona. | Pere Bota

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Funcional y decorativa son dos características que describen a una vela. Ayer, hoy y siempre, un clásico atemporal. Algunas reemplazan la iluminación convencional, otras permiten crear climas, pero todas contribuyen a relajar el ambiente y son las perfectas aliadas en una cena romántica. Con sus formas, tamaños y colores agregan ese aporte de identidad a cualquier rincón o mueble de la casa. Para sacarles el máximo partido charlamos con Sonia Pastor, quien vuelca todo su conocimiento en talleres para público reducido en los que unos pocos afortunados pueden aprender los secretos de este fascinante hobby.

«Los talleres los forman habitualmente cuatro o cinco personas», explica Pastor, quien en la    ‘vida real’ se desempeña como maestra de Primaria. Estos cursos, por lo general, suelen hacerse «cada mes o mes y medio» en el patio de su domicilio, un oasis de paz incrustado en Son Rapinya. No está en redes sociales, su red de contactos se limita a la difusión «entre conocidos, amigos y amigos de amigos».

Para ubicarnos: ¿qué materiales se precisan para fabricar velas?, «se necesita cera vegetal o parafina para velas, mecha con base, esencias aromáticas y adornos de diferentes tipos como flores secas, cuarzos, canelas… También se necesita un molde de silicona y recipientes de cristal. Se puede comprar todo por Internet», detalla Pastor, que añade que «la parafina se puede conseguir comprando velas en cualquier comercio y fundiéndolas». Confirma que «no son materiales caros, piense que de un kilo de parafina le pueden salir unas quince o veinte velitas de vaso de cristal, y si las pinta y le pone adornos salen muy a cuenta».

Su proceso de elaboración es sencillo, «derretimos la parafina al baño María y luego la colamos en un molde, después agregamos otros materiales como piedras, pedacitos de madera, canela, flores secas o café. Si se desea también podemos añadir esencias aromáticas, sólo se deben usar las creadas para tal fin y así evitar aromas que no sean los esperados en la llama. Finalmente lo deja reposar y de un día para otro ya está lista».

Como ven, este proceso no es demasiado laborioso, y tampoco nos ocupará demasiado tiempo. «No se tarda mucho, entre cuarenta y cinco minutos las velas simples y si se quiere teñir la parafina de colores y poner esencias y decoración de flores secas, entonces nos vamos a una hora». No obstante, advierte la experta que hay que controlar minuciosamente la temperatura, «para no dejar hervir la parafina, por lo demás es muy rápido y sencillo de hacer, no tiene grandes secretos».

Atmósferas

Además de crear atmósferas cálidas y relajadas, los grandes argumentos de una vela son, en opinión de Pastor, que «favorecen la decoración de una casa con un toque muy personal, y cabe destacar que además de crear ambientes relajados también es muy relajante hacer velas y poner a prueba tu creatividad».

Difícilmente encontremos a alguien a quien no le gusten las velas, unos objetos que se han posicionado por mérito propio como parte de un estilo de vida sofisticado. Esta afirmación cobra valor al referirse a las velas aromáticas, vengan en recipiente de cristal o de cerámica esmaltada. No sólo desprenden una agradable fragancia, también son bellas para admirar, reposando sobre una repisa o en el escritorio; son también el regalo perfecto para cualquier ocasión porque nos invitan a escapar del estrés.