La valla, ayer, aún quitada y apoyada en la pared de la entrada al párking. | Pere Bota

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Desde que el párking de la calle Federico García Lorca, en el barrio de Son Armadans, dejó de ser 24 horas, muchas personas que han accedido al espacio han reventado hasta 95 candados para entrar y salir de él cuando ya estaba cerrado. El pasado fin de semana, el sábado 18 de mayo, varias personas optaron, directamente, por quitar la verja que clausura el recinto para entrar con sus coches. Durante toda la madrugada «hubo fiesta hasta las 05.30 horas», indica la presidenta de la asociación de vecinos de la zona, Catalina Llompart.

«Un vecino me avisó a las 02.00 de la mañana de que habían quitado la valla y estaban haciendo botellón en el párking», explica. «El vandalismo es continuo, llevábamos un par de meses sin que quitaran la puerta pero lo de los candados es siempre», añade. «Una vez, hace cosa de un mes, preguntamos directamente al operario del departamento de Parques y Jardines que cierra el párking sobre el tema y nos dijo que llevaban unos 95 candados cambiados», apunta Llompart.

Bebiendo, con música a tope y haciendo virguerías con los coches, así era el ambiente el sábado pasado en el aparcamiento: «Los vecinos están hartos», asegura la presidenta. Además, Llompart dice que esta situación «ha sido generada», puesto que el equipo de gobierno de la legislatura anterior decidió instaurar un párking disuasorio en la zona. Esta decisión no agradó a los residentes próximos al mismo, porque el sitio se convirtió en un punto de encuentro para los botellones.

Por esta razón, la asociación de vecinos solicitó al Ajuntament de Palma que se cerrara el párking por las noches, instaurando un horario, medida que el Consistorio adoptó el pasado febrero. Sin embargo, la anarquía ha seguido reinando en el lugar: «La gente arranca los carteles donde se informa del horario y otros meten el coche porque no saben que no se puede. Esperaba que pusieran algo parecido a una señal de tráfico, para que no lo pudieran arrancar. Ahora ya no los reponen directamente», lamenta.

Desde el fin de semana pasado, la valla sigue quitada, apoyada en una de las paredes con claros signos de que la han vandalizado en más de una ocasión. Los vecinos ya han avisado al coordinador de zona de Ponent para que Cort coloque de nuevo la puerta, la cual «será la misma», ya que «nunca la han cambiado», asegura.

La entidad vecinal manifestó en la reunión que mantuvo con Urbanisme, que no sólo quería un horario de uso, sino que también esperaba que el párking se cerrara de manera definitiva y el espacio volviera a ser una zona verde. De hecho, según Llompart, reiterarán esta petición «cuando se acaben las obras de la piscina y parking de s’Aigo Dolça, que tendrá mayor capacidad».