En nombre de esas diez asociaciones, Carmen Verdaguer intervino en el pleno donde aseguró que tras esta decisión «se esconde una puerta oculta para poner más terrazas en el país de las terrazas», por lo que consideró que «es un mal día para el movimiento vecinal». En un principio, dijo, «nos resultaba incomprensible» que se quisiera «peatonalizar unos minúsculos tramos de calles que ya están peatonalizados de hecho, pues apenas pasan coches». Pero «pronto descubrimos la intención oculta (...), una trampa legal para poder más terrazas».
Esta portavoz vecinal lamentó también que «no haya existido participación por parte de los ciudadanos afectados, que de hecho nos enteramos por la prensa de las peatonalizaciones, y no se nos ha aceptado ni una sola de las alegaciones presentadas».
De igual modo, Nael Falo, en nombre de las entidades que impulsan la campaña 'Pere Garau, molt més que Nuredduna', recordó durante su intervención plenaria que «peatonalizar en sí no es un valor incuestionable» en referencia tanto a estas calles del centro como al proyecto de Nuredduna. Sobre las peatonalizaciones del centro coincidió con la anterior representante vecinal en que «el objetivo no es la reducción del tránsito porque allí la circulación es mínima», por lo que concluyó que la pretensión municipal es «favorecer el negocio de bares y locales de ocio« con la proliferación de terrazas «que dificultan el descanso y la tranquilidad de los hogares del entorno».
En relación al proyecto de peatonalización de Nuredduna, Falo denunció que el Consistorio ha impedido también el proceso de participación ciudadana real y censuró la «política de hechos consumados» del Pacte de Cort. Recordó, además, que el equipo de Gobierno «ocultó un informe de la EMT que no es favorable al proyecto presentado» y volvió a reclamar al Ajuntament que rectifique el proyecto.
En respuesta a estas intervenciones, el concejal de Mobilitat, Francesc Dalmau, recordó que estas peatonalizaciones están incluidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) y que responden a «la voluntad del equipo de Gobierno de recuperar espacios de vehículos para los viandantes», una recuperación que calificó de «urgente y necesaria». De hecho, anunció que se continuará con este proceso, tanto en el centro como en los barrios,
11 comentarios
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¿Mas terrazas?. Si ya no hay manera de aparcar en la ciudad. Esto se ha convertido en una verbena diaria. Y ademas les permiten aforo vompleto mesas a discreccion en la calzada y no pagan impuestos. Vaya loteria. Mientras los pobrecitos que tienen su local en una calle estrecha sin posibilidad de terracita. Llevan meses cerrados sin poder abrir y no pueden acceder a ayudas para pagar sus deudas porque deben algo a la seguridad social o a lo que sea. Esto ademas de un puro desastre es un desvario causado por unos gobernantes ineptos y de nula empatia ciudadana. Que triste.
Seguramente, los vecinos que os oponéis la peatonalizar las calles, y los que aquí os quejáis de las terrazas, disfrutáis de ellas en otras zonas. Si se quitasen todas las terrazas también nos quejariamos.
Pere JoanTotalment d acord, Blanquerna qui l ha vista i qui la veu, plena de petits comerç abans i ara ple de kebabs, i locals sense cap tipo d encant, llevat de un o dos que valen la pena...
Totalment d'acord amb els veins. Basta veura el carrer Blanquerna
Cuando uno adquiere una vivienda en una zona determinada lo hace en base a las características de esa zona. Y en base a eso el esfuerzo de su ineversión es mayor o menor. Un piso junto a una terraza con ruido todo el día pierde valor. Creo que los vecinos deberían tener el derecho a elegir el cambio de usos de su calle.
Hay que darle ocio a los que están chupando del bote en invierno. En verano están en erte
Me pregunto sobre el impacto de dichas peatonalizaciones sobre la contaminación acústica. Podríamos imitar a otras ciudades que han deslocalizado el ocio hacia muelles obsoletos, pero creo que la medida no agradaría a los propietarios de bajos comerciales. Para el ruido, también hay la solución de los porches y galerías, un acierto que debemos al urbanista Miquel Alomar en Jaume III y Passeig Mallorca.
Y tienen toda la razón! La ciudad se convertirá en un gigantesco y ruidoso bar.
Ya no hay quien aparque en Palma. No se entiende que despues de autorizar el afiro completo a las terrazas. Aun les regalen las calzadas las aceras y todo ello sin cobrarles. Mientras los que estan situados en calles estrechas sin terraza estan condenados a la ruina total sin poder abrir sus locales o con horarios absurdos y demenciales. Simplemente vergionzoso.
Existe algo mas repugnante y chusma que un “movimiento vecinal”? Escucho ideas.