Los controladores ambientales revisando unos residuos abandonados. | Pere Bota

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Seguramente hayan visto por sus barriadas en algún momento a personal de Emaya revisando los contenedores o cubos de basura. Es uno de los diez controladores ambientales que tiene en plantilla Emaya, y que vela por el cumplimiento de las ordenanzas en materia de limpieza.

Lluís Amengual es responsable de este servicio. Explica que «lo que hace un controlador medioambiental es acudir a una zona donde se haya detectado un vertido, buscar evidencias y si se encuentra algún dato levantar un acta».

Estos operarios registraron incidencias que desembocaron en 982 sanciones de enero a diciembre, 685 de las cuales son por incumplimiento de la ordenanza de residuos urbanos (dejar basura fuera de contenedores, no respetar horarios...). En este sentido, Amengual recuerda que «no se permiten dejar bolsas fuera de los cubos, pero sí dejar cajas de cartón plegadas junto a los contenedores».

Otro de los motivos por los que se levantan actas —23 en 2019— es por vertidos de obras o reformas en solares, una práctica que muchas empresas de retirada de trastos no autorizadas realizan para ahorrarse costes del reciclajes. «En los Parques Verdes de Palma hay un horario extendido y una gran variedad de objetos que se pueden depositar de manera gratuita, para intentar fomentar que el ciudadano deposite de manera adecuada los residuos».

El resto de incidencias tienen que ver con animales de compañía, mala gestión de los trastos, publicidad dinámica... En cuanto al sujeto, 504 sanciones fueron a parar a particulares, mientras que 478 correspondían a multas a empresas.