Una camarera de piso haciendo una cama. | M. À. Cañellas

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La hostelería sigue ganando peso en la economía balear. Es el sector que más crece y con diferencia en generación de empleo y el año pasado captó para su causa a uno de cada cinco trabajadores de las Islas. Pero sigue sin ser suficiente para cubrir las expectativas empresariales en una temporada que se prevé con similares necesidades, si no mayores, a las del año pasado en cuestión de mano de obra.

Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la hostelería dio trabajo a 122.000 personas en 2023 de media anual, lo que implica un incremento de casi el 16 % con respecto a 2022 y un protagonismo también al alza en el global de la economía de las Islas: aglutina un 20,1 % del total de trabajadores. Asimismo, supera el máximo histórico del sector marcado en 2018.

En comparación, las cifras de la Seguridad Social -que sigue una metodología de recuento diferente a la EPA- sitúan la cifra de afiliación hostelera en 113.366 personas. Un número que supera igualmente (en un 7 %) al del año anterior y también los del periodo prepandémico.

Con una quinta parte del total de ocupados en el Archipiélago, la hostelería sigue ostentando una relevancia superior al comercio (14 %), la construcción (9,4 %) o la industria (6,4 %), y ya directamente incomparable con el sector primario, que entre agricultura y pesca concentra solo un 0,5 % del total de trabajadores.

Las tres ocupaciones con un mayor nombre de contratos dentro del sector de la hostelería -y que aglutinan hasta un 71,5 % del total- son los camareros, personal de limpieza y ayudantes de cocina. Por meses, mayo marca un pico máximo de contratación con 24.600 nuevos contratos firmados. En el extremo opuesto se encuentra diciembre, con 3.442.

Pero el sector no ha tocado techo y en 2024 continúa presentando cifras al alza en cuanto a creación de empleo, aunque las exigencias de la temporada alta van a pintar un panorama muy parecido al del año pasado.

«Vuelve a haber problemas de falta de personal, y este año va a ser peor porque la vivienda ha seguido subiendo de precio», señala el presidente de la patronal Restauración Mallorca-CAEB, Alfonso Robledo.

El precio de la vida, empezando por la vivienda, continúa siendo la principal barrera para la llegada de temporeros, los cuales, de todos modos, están encontrando acomodo en territorios peninsulares en los que no se van a ver obligados a dilapidar sus ganancias pagando un techo. Máxime cuando la temporada turística será nuevamente de récord en el conjunto de España. «Cuesta mucho más que venga gente de la península», lamenta Robledo para aventurar que las carencias en materia de personal van a llevar a adoptar de nuevo soluciones de circunstancias, como recortar horarios y eliminar turnos.

Además, el inicio tempranero de la Semana Santa -que este año cayó en marzo- ha tenido su lado negativo, señala. «Al caer en abril el año pasado se pudo mantener el personal hasta el comienzo del verano, pero este año muchos negocios no han podido aguantar tanto tiempo».

Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) tienen una visión opuesta a la apertura temprana, que consideran que «ha fidelizado talento». Por otra parte, la FEHM ha estado abogando por apostar fuerte por los trabajadores locales, dadas las dificultades para encontrar alojamiento para los de fuera. Algunos establecimientos, por otro lado, se están decantando por ofrecer ellos mismos alojamiento a sus temporeros, cosa que ya sucedió el año pasado.

Por otro lado, desde la Asociación de Agencias de Viaje de Balears (AVIBA) se mantiene que el goteo de trabajadores de temporada que se desplazan a las Islas se adelantó a marzo este año y que se ha seguido manteniendo constante a lo largo de los meses siguientes, si bien aseguran que de un tiempo a esta parte se está notando la pérdida de protagonismo del personal peninsular en favor del sudamericano. «Vemos bastante movimiento, y también que ese trasiego abarca un periodo mayor», señala el presidente, Pedro Fiol.

Alerta sindical

Los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, llevan tiempo criticando que las limitaciones en materia de personal que sufren muchas empresas del sector de la hostelería amenazan con volver a traducirse en cargas de trabajo excesivas este verano, una situación que ya denunciaron hasta la extenuación el verano pasado.

«Ese aumento de las cargas de trabajo nos está llevando a más accidentes y a más bajas por enfermedad, sobre todo en julio, agosto y septiembre; es algo que pasa cada temporada, pero que estos años se ha visto agravado por la falta de mano de obra», señala la secretaria general de la Federación de Servicios de CCOO, Silvia Montejano.

Por otro lado, este sindicato criticó duramente la semana pasada la decisión del Govern de suprimir la dotación de inspectores de refuerzo que llegaban a las Islas en verano para perseguir el fraude laboral. «Esta vigilancia era una antigua reivindicación de los sindicatos y acusamos al Govern de favorecer los abusos laborales y de romper los consensos alcanzados en los últimos daños en el marco del diálogo social», se quejaron desde CCOO.