El coro de Primaria acompañados por la directora, Débora Ruiz, interpretó los cánticos tras los rezos. | Teresa Ayuga

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El claustro de la basílica de Sant Francesc de Palma sirvió este viernes de marco para la devoción del Vía Crucis escolar, en el que participaron alrededor de 300 alumnos de Primaria y Secundaria y que estuvo dirigido por el padre Fernando Morán TOR. Las catorce estaciones estuvieron carteladas en las columnas del recinto, todas ellas con un dibujo alusivo a la Pasión de Cristo.

El inicio del mismo se inició desde el pozo del claustro donde el padre Morán y un maestro expresaron el motivo cuaresmal del encuentro. Allí se encontraban tres escolares que portaron la cruz guía y dos cirios, que se desplazaron hacia el primer cartel que indicaba la I estación, Jesús condenado a muerte.

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Desde allí fueron haciendo paradas a todas las demás desde la II estación, Jesús carga con la cruz, hasta llegar a la número XIV, Jesús es colocado en el sepulcro. En cada una, un profesor y un alumno leyeron un texto, se rezaba el Padrenuestro y el coro de Primaria, dirigido por Débora Ruiz, entonaba un canto.

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Origen franciscano

Durante esta semana previa al Vía Crucis, el padre Morán repartió a todas las clases unas hojas para que los maestros explicaran el origen y el rezo del Vía Crucis a los escolares. «El camino de la cruz es una de las más antiguas devociones practicadas por los católicos en todo el mundo. Poco tiempo después, los primeros cristianos empezaron a peregrinar para rezar en el lugar donde Jesús había muerto y resucitado, y para recorrer el camino que había hecho antes de ser crucificado. En el siglo XIV, los franciscanos propusieron representar el camino en las iglesias para todos quienes no podían ir a Jerusalén».