La idea parte del cirujano especializado en colorrectal, Álvaro García-Granero, y su avance puede suponer una pequeña revolución. Por un lado, porque «podemos definir cómo queremos llegar a él a través de las diferentes rutas y ver cuál nos daría menos complicaciones», indica el experto.
Por otra parte, «aumentamos la probabilidad de conseguir una correcta resección del tumor. Al simular la cirugía el objetivo final es incrementar la supervivencia y reduce, a su vez, las posibilidades de recurrencia», añade el doctor García-Granero.
Además, permitirá que se hagan cirugías menores mutilantes y agresivas, es decir, serán mínimamente invasivas, ya se hagan a través de laparoscopia o con robótica. En la actualidad lo que manda es el informe del radiólogo, un TAC de estadificación, con el que se observa si el tumor es localmente. Se trataría de un paciente candidato al estudio. Para seguir las pautas de esta investigación, se envía al área de simulación que debe dar el visto bueno y se le solicita una reconstrucción a la empresa privada colaboradora, Cella, que se encarga de realizar una visión 3D.
La precisión es tan ajustada que la imagen facilita la distancia milimétrica de las células cancerígenas con cada estructura u órgano vecino, de forma que se conoce el alcance de la afectación del tumor. «Podemos hacer que cuando línea afecte a otra estructura se ponga en rojo. Estamos sacando más información de un TAC, de la que puede ver el ojo humano», añade el especialista. En la actualidad, esta innovación, de importancia mundial, y que llegará a ser extrapolable a otro tipo de tumores, está en fase de estudio por si las distancias medidas se correspondieron posteriormente.
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