De Vílchez destacó que «en 1992, el cambio climático era una amenaza; ahora es una realidad, con los niveles de emisiones en la atmósfera más altos en tres millones de años. La ciencia no se ha equivocado y el cambio climático es la cuestión científica más estudiada a nivel mundial. Al mismo tiempo, es la cuestión científica que concita mayor consenso. Y 2018 ha sido el año con mayores emisiones de toda la Historia».
El profesor distribuyó la mayor parte de las emisiones entre producción de electricidad, transporte, industria y producción agraria. A partir de aquí, según De Vílchez, «podemos generar electricidad a partir de renovables, apostar por un transporte más sostenible y cambiar la manera de producir y consumir alimentos con una agricultura sostenible, ecológica y local. El objetivo es que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados. Y para llegar a ese objetivo, en 2050 las emisiones deberían ser cero y en 2030, situarnos a medio camino. Estamos condenados al cambio climático. Su intensidad depende de nosotros. Cuanto más tiempo dejemos pasar, mayor tendrá que ser el esfuerzo».
De Vílchez apuntó que «no se trata sólo del cambio climático, sino de sus consecuencias, como adaptarnos a una subida del nivel del mar que podría oscilar entre 60 centímetros y un metro. El coste que supondría adaptar nuestras costas y puertos sería enorme».
Para De Vílchez, «la lucha contra el cambio climático no puede plantearse como un sacrificio o una renuncia, sino como una lucha para mejorar nuestra calidad de vida. Pese a los resultados de la COP25, confío en la capacidad de la sociedad para ser crítica y exigente, y hay que tener esperanza de cara a la cumbre del año que viene en Glasgow. Al menos, cuestiones tan importantes son decididas entre todos los países y no sólo por los cuatro estados más importantes. Tenemos margen para actuar. La movilización mundial, sobre todo de los jóvenes, es brutal. Y ya hay sentencias judiciales que obligan a los gobiernos a actuar».
Producción eléctrica: 40 % de las emisiones en Baleares
El profesor y subdirector del Lincc destacó que «la Llei de Canvi Climàtic de Balears es pionera. El 40 % de las emisiones de Balears corresponde a la producción de electricidad.
Si toda nuestra energía fuese renovable, reduciríamos las emisiones en ese 40 %. Y en cuanto al transporte, podemos cambiar modelos y hábitos, siempre que nos acompañe la mejora del transporte público, pues el coche es cada vez más incómodo».
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Estamos condenados al nacionalismo, nos toca decidir su intensidad.