Uno de los refugiados conversa con una empresaria frente a los periodistas. | M. À. Cañellas

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Un sofá, una mesa y dos personas conversando para cambiar la mirada sobre los refugiados. Esta es la base de la instalación que montó Creu Roja este martes en la plaza del Olivar, cuyo objetivo final era sensibilizar sobre la situación hacia las personas solicitantes y asilo que se encuentran en Baleares.

En un salón improvisado dentro de una carpa, personas usuarias de los Centres d’Acollida de Refugiats fueron entrevistadas de manera informal por varios ciudadanos procedentes de diferentes sectores profesionales de las Isla, que pudieron acercarse más a la vida de estas personas y a los motivos que les obligaron a salir de sus países de origen.

La performance se llevó a cabo de 9.00 horas a 12.00 horas, y continuará este miércoles a las 17.00 en la plaza París. Entre los dos actos, se alcanzarán las nueve entrevistas con más de 20 personas usuarias. En la carpa también se pueden encontrar unas gafas de realidad virtual que simulan un campo de refugiados.

Omar Lamin, coordinador del Centre d’Acollida de Refugiats de Platja de Palma, explica que «queríamos salir a la calle con personas beneficiarias del programa y personas referentes de la sociedad balear, para que éstas puedan conocer de primera mano cuales son las dificultades a las que se enfrentan aquellos que solicitan asilo». Lamim explicó además que estas entrevistas serán posteriormente editadas para colgarlas en las redes sociales y «hacer llegar este testimonio al resto de la sociedad y así multiplicar la repercusión, para que la gente tenga en cuenta que si tienen una habitación, una vivienda o un puesto de trabajo, pueden colaborar».

Una de las historias que pasaron por el sofá de Creu Roja fue la de Florimar Cevallos, una venezolana que lleva unos nueve meses en la Isla. Explica que decidió dar el paso de venir a Mallorca porque necesitaba resguardar su vida: «por unas protestas vecinales sufrí daños en mi vehículo y pertenencias. Tenía miedo y marché».

Por otra parte parte, Andrés Diomedes explica que tuvo que huir por sufrir episodios de homofobia de su país, Colombia. Lleva casi dos años en la Isla, y asegura que «en Mallorca he encontrado más respeto y educación que en mi país, y la gente de la Isla me ha acogido super bien. Me ha aportado paz y ganas de sociabilizar».

Mil refugiados

Los últimos datos recopilados por Creu Roja son de 2018. El año pasado, los Centres d’Acollida de la Platja de Palma atendieron a más de mil personas solicitantes de asilo. Aunque los datos de este año no están disponibles, todo apunta a que los números serán bastante superiores. En cuanto a las nacionalidades, desde Creu Roja se explica que hay multitud de perfiles, aunque ahora predominan los que provienen de Sudamérica.