José Ramón Bauzá a su llegada a la recepción real en el Palau de la Almudaina. | M. À. Cañellas

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José Ramón Bauzá ha esperado el momento más propicio para largarse y hacer daño a Gabriel Company y al PP- Balear. Es la manera de actuar de la víboras. Saben teñir el silencio de veneno y no atacan hasta el último instante, por sorpresa, por la espalda y con premeditación.

La carta que ha hecho pública José Ramón Bauzá para marcharse refleja su personalidad bipolar, ese peligrosa doble estructura psicológica que en diferentes fases de su vida le ha hecho defender una cosa por la mañana y la contraria por la tarde. De reír con máscara aparentemente franca por delante y apuñalar con expresión fría de acero por detrás. José Ramón Bauzá tiene dos caras como Jano, a cual más helada, a cual mas terrorífica.Cuando fue president, supo hacer daño de forma gratuita; supo disfrutar viendo sufrir a sus compañeros; supo ser sádico con los que le auparon al poder. Goza talando los árboles que, según su psique penumbrosa, le impiden ser el amo del bosque.

Que se lo pregunten a Jaume Font, al que empujó con vejaciones a abandonar el PP y fundar un nuevo partido; a Rafa Torres, al que trató como a una piltrafa cuando era el alcalde de Inca; a Pere Rotger, al que forzó a dimitir como ¡president del Parlament! exhibiendo en el empeño regusto de mandarín chino torturador y despellejador; a Mateu Isern, del cual estaba celoso porque es un 'pata negra' de Palma, un señor de los pies a cabeza y no un rastrero que necesita acuchillar espalda para sentir que respira...la lista de damnificados por Bauza es enorme. Y no había ideología en ello, ni siquiera instinto de supervivencia política. Lo hizo por el placer de martirizar al prójimo, por darle alimento espurio a su otro yo oscuro y despiadado.

Ahora Bauzá está revoloteando a VOX Baleares. Quiere reubicarse como sea, consciente de que esta formación sacará un buen resultado en Baleares y que luego Company deberá pactar con ellos. Pero la presencia de José Ramón lo puede reventar todo. Que no lo olvide Jorge Campos, actual líder de VOX Baleares en el Archipiélago: si da cobijo a Bauzá, podría ser su próxima víctima. Las víboras disfrutan picando a los que les tienden la mano. Que no se crea Campos la carta de despedida de Bauzá, con su cínica diatriba contra el PP Balear por su 'connivencia' con el catalán. Todo es farsa y cinismo. Cuando era president, Bauzá abrazó esta bandera españolista porque le servía de bisturí envenenado para guillotinar a sus propios compañeros, un ala regionalista que ¡le había aupado ingenuamente al poder!

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La historia política de Bauzá es tragicomedia de Shakespeare. Es la sublimación de la traición y el engaño.Tras la caída de Matas, que lo había colocado de alcalde de Marratxí, la nueva presidenta Rosa Estarás le dio toda su cariño y confianza. Entonces se exhibía con encajes de un regionalista convencido, defensor de los intereses de Baleares, del bilingüismo y de la idiosincrasia isleña. Estarás decidió dimitir de presidenta en 2009 y marcharse a Europa. Reunió a su vicepresidente primero, Pere Rotger, y a su segundo, José Ramón Bauza. Les dijo que uno de los dos debía ser el sucesor. Rotger, mallorquín señor de los pies a la cabeza, expresó dudas y mostró prudencia y cautela. Pero Bauzá sacó su lado oscuro sin complejos y se ofreció con entusiasmo, lanzándose al ruedo con oportunismo desmedido. Rosa picó. Fue elegido presidente con el apoyo del 70% del partido, ¡los regionalistas bilingües! frente al caricaturesco ultraespañolista Carlos Delgado, que fue barrido.

Pero cuando Bauzá ganó las elecciones autonómicas traicionó a Rosa, a Rotger y todos los que se le pusieron delante. Estuvo a punto de hacer papilla el PP creado por Gabriel Cañellas, un partido que perdió ¡quince diputados! en 2015.

La hábil serpiente Bauzá consiguió que le hiciesen senador autonómico. El PP aceptó con tal de que se fuese a Madrid, donde ha removido todo lo que ha podido contra Biel Company. No le ha servido de nada. Fue barrido por los regionalistas en el congreso balear hace dos años. Y ahora, teniendo derecho a una suculenta indemnización del Senado por dejar el acta y hacer daño al PP, se marcha por sorpresa. No soporta no haber pintado nada en la reciente convención del partido en Madrid, ni que Company le tenga completamente apartado. Se veía en la calle a partir de junio. Y en Madrid no ha encontrado comprensión por parte de núcleo de Pablo Casado. Lo tiene calado. Ni catalán, ni catalanitis. Lo suyo es ambición personal desmedida, enfermiza y obsesiva.

Ahora Bauza espera que Campos vuelva a revalidarle como senador autonómico el próximo junio. Si lo logra, envenenará VOX. Si es listo, Jorge Campos debería despacharlo raudo y veloz hacia la sede de Ciudadanos. Tal vez el ingenuo Pericay pique y se quede con la serpiente.