El ex presidente Matas monta en bicicleta durante una visita a las obras del Palma Arena a principios de 2007.

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B.J./F.B. Según declaró en propio Schürmann, a la reunión en la casa de Matas asistieron también el director general de Esports, Pepote Ballester, y los hermanos García Ruiz. Schürmann entendió que Matas «le imponía» a sus colaboradores, a quienes parecía unido por una fuerte amistad. De hecho, declaró que quedó sorprendido por la familiaridad, sonrisas y abrazos que se dispensaron durante el encuentro el presidente y los dos arquitectos. Meses después Pepote Ballester y Jorge Moisés «impondrían» a Schürmann un director de obra, Miguel Àngel Verger, aunque él ya tenía el suyo.

Según declaró el arquitecto alemán, fue a finales de 2004 cuando ya se corrigió al alza su presupuesto de construcción. Shürmann había fijado el coste en 46 millones de euros, pero los hermanos García Ruiz lo elevaron por encima de los cien millones para sorpresa suya.

Schürmann fue despedido en marzo de 2006 por incumplimiento de contrato por el retraso de la obra. La Junta Rectora del Consorcio para la construcción del velódromo, presidido por Rafael Durán, y que contaba entre otros con Pepote Ballester y Dulce Linares, decidió entonces contratar a los hermanos García Ruiz para que se hicieran cargo de la dirección de la obra saltándose el procedimiento administrativo. Según apuntó el juez Castro en el auto de prisión eludible con fianza del 9 de agosto, esta decisión «forzada» tuvo que proceder de arriba, tal vez en alusión a Jaume Matas.

El marcador
Uno de los temas controvertidos del Palma Arena es el vídeomarcador, que fue adquirido por dos millones de euros a la empresa Smartvision en un concurso en el cual participaron otras dos marcas, Odeco -que se sospecha que es la propia Smartvision- y Mitsubishi.

Los criterios técnicos que contaron para la oferta ganadora fueron los de los hermanos García Ruiz y del director de obra, Miguel Àngel Verger. Se sospecha que el concurso estuvo amañado por las dificultades extraordinarias que padeció Mitsubishi para llegar a presentarse. También se investigan facturas inmediatamente posteriores del marcador por 250.000 euros correspondientes a mejoras, asistencias técnicas o reparaciones.

Informe
Como muestra del funcionamiento de las cosas en el Palma Arena basta saber que el ex gerente, Jorge Moisés, cobró 12.000 euros del Govern para elaborar un informe sobre barreras arquitectónicas y accesibilidad en el velódromo en construcción. La cuestión, sin embargo, es que Moisés tenía un sueldo por dedicación exclusiva además de una incompatibilidad laboral manifiesta para hacer trabajos «extras» para la administración.

Los investigadores han buscado el documento de Moisés, pero no lo han encontrar por ningún sitio. También quieren saber quién encargó el informe, cuando el exgerente no es técnico en esta materia, y quién dio la orden de pagarlo.