La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump. | Reuters

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La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se consolidaron este martes como favoritos para ser los candidatos a la Casa Blanca con sus grandes victorias del supermartes, la jornada de primarias donde se reparte un mayor número de delegados.

Clinton y Trump se hicieron cada uno con siete de los 11 estados que estaban en juego para sus respectivos partidos y dieron un golpe de autoridad con triunfos rotundos sobre sus rivales.

La ex secretaria de Estado se impuso con resultados de más del 60% frente al senador Bernie Sanders en Alabama, Arkansas, Georgia, Tennessee, Texas y Virginia, mientras que su victoria en Massachusetts fue muy ajustada.

Sanders consiguió con sus victorias en Oklahoma, Minesota, Colorado y Vermont superar las expectativas y tener argumentos suficientes para sostener que aún hay partido en las primarias demócratas pese al liderazgo de Clinton.

En el lado republicano, Trump ganó con holgura en Alabama, Georgia, Massachusetts y Tennessee, mientras que sus victorias fueron más ajustadas en Arkansas, Vermont y Virginia.

El senador Ted Cruz, con el triunfo obligado en su estado (Texas) y la sorpresa de Oklahoma, pudo salir a defender que él es el único que ha vencido a Trump en tres ocasiones (las dos de hoy y en Iowa).

La noche fue peor para Marco Rubio, la apuesta del «establishment» (grupo dominante) republicano para evitar que el controvertido Donald Trump sea el candidato del partido.

El senador se quedó a las puertas de lograr una victoria en Virginia, estado bisagra, que habría podido blandir como la prueba de que él es el candidato que puede atraer a votantes de más amplio espectro y recuperar la Casa Blanca para los republicanos.

Rubio, de 44 años y origen cubano, tenía esperanzas en Virginia y Massachusetts, pero finalmente solo logró imponerse al magnate Donald Trump en Minesota, un estado del Medio Oeste donde el voto republicano es más moderado.

Ese triunfo permite al senador exhibir al menos su primera victoria en unas primarias en las que, pese a tener el respaldo de los pesos pesados del partido, no consigue sostener con votos esa pretendida condición de única alternativa a Trump.

La gran prueba de fuego de su campaña será el próximo 15 de marzo en las primarias de Florida, su estado, donde una reciente encuesta da una ventaja de 16 puntos al magnate Donald Trump.

La del día 15 es la siguiente gran cita electoral, cuando votan cinco grandes estados: Florida, Illinois, Misuri, Carolina del Norte y Ohio.

Esa noche Rubio debe ganar en Florida y el gobernador John Kasich ha prometido que si no gana en su estado, Ohio, abandonará las primarias.

De los 12 estados y un territorio que votaban hoy, falta por conocer el resultado de las primarias republicanas de Alaska, que se disputan Trump y Cruz, según las encuestas, y en las que el magnate tiene el apoyo de la exgobernadora Sarah Palin.

Clinton, además de los siete estados, ganó también los seis delegados de los «caucus» de la Samoa Americana, un territorio no incorporado de Estados Unidos en el océano Pacífico sur.

Cuando finalice el escrutinio en todos los estados, se conocerá el número de delegados que ha conseguido cada candidato en estas primarias y «caucus» donde el reparto es más o menos proporcional (en función de distintas reglas).

De este modo, un candidato puede hacerse con un buen puñado de delegados aunque no haya ganado en un estado, pero si no consigue llegar a un mínimo (en algunos casos el 20 %), se queda sin ninguno.

En el lado demócrata, Clinton y Sanders competían por 865 delegados de los 2.383 necesarios para lograr la nominación del partido.

Entre los republicanos, Trump, Cruz, Rubio, Kasich y el neurocirujano retirado Ben Carson optaban a 595 delegados, de los 1.237 necesarios para hacerse con la candidatura a la Casa Blanca.