Nuestra economía está inmersa en un sistema en el que todo –desde el mercado hasta la administración pública y la forma en que las personas se comportan– responde a un modelo lineal de producción y consumo basado en grandes cantidades de materiales y energía a un precio/coste bajo. Sin embargo, esta forma de producir y, por extensión, de usar y tirar está siendo actualmente cuestionada por la creciente volatilidad de los precios, los riesgos de la cadena de suministro y, sobre todo, la cada vez mayor presión sobre los recursos. Ante estas tendencias cabe, por supuesto, la opción de mostrar resistencia, queja o rechazo, pero cabe también la posibilidad de acoger su carácter disruptivo y aprovecharlo para acelerar la transición hacia una economía circular.
¿Por qué no empezamos ahora?
10/03/17 10:02
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