Llorenç Pons en su pequeña tienda del centro de Maó. | Javier Coll

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Se convirtieron en icono chic de las playas de la riviera francesa en los años 30 y pasaron a ser accesorio de lujo cuando el célebre modisto Yves Saint Laurent, en un alarde de genialidad, les pidió a los hermanos Castañer, fabricantes de alpargatas de Barcelona, unas creaciones propias con cuña para subir a la pasarela. Diseño rústico pero sofisticación en el calzado trasladado al mundo de las alpargatas, espardenyes en catalán o espadrilles en francés, que hoy día viven de nuevo un auge espectacular. El menorquín Llorenç Pons ha sido alumno aventajado del prêt-à-porter que ha convertido su oficio en su pasión.

Y por eso, cuando decidió regresar a Menorca hace cuatro años, supo adelantarse a la tendencia y creó un nuevo proyecto empresarial: Bobas, unas “espardenyes de autor cosidas a mano para poder andar por el mundo”, tal y como él explica. Su minúscula tienda, escondida en el centro de Maó, es un auténtico descubrimiento para la gente más cool que visita la isla cada verano.

OFICIO Y PASIÓN. Haber sido más de cuarenta años profesor titular de la Escuela Superior de Diseño de Sabadell en Barcelona, colaborador del Instituto Europeo del Diseño, de Margarita Nuez (modista de la Reina Sofía) y de muchas otras firmas, además de haber viajado asiduamente a las capitales europeas de la moda como Londres, Milán y París, permiten hacerse un perfil claro de este menorquín, cuya trayectoria profesional de altos vuelos ha sido trufada por la creatividad y el trabajo bien hecho.

“Hasta los 21 años estuve trabajando en una sastrería local, pero quise salir para explorar en el mundo de la moda”, explica. Tuvo la fortuna de ir a parar a la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda, en la que asistía a clase rodeado de apellidos ilustres de la Barcelona de los años sesenta, como Loewe y compañía. La conexión fue total y poco tiempo después le llamaron para ofrecerle la posibilidad de ejercer como profesor de los alumnos de tercero. A la docencia le pudo sumar la posibilidad de colaborar con marcas del mundo de la moda, con las que ejercía de ojeador en desfiles internacionales, e incluso tuvo una colección propia de ropa con la poner su sello personal. “Participé también en los libros de tendencias para el Instituto Español de la Moda”, cuenta.

Al cumplir los sesenta, Pons decidió abandonar el ruido para regresar a la calma y plantarse nuevamente en Menorca, donde hace cuatro años, y coincidiendo con una fiesta de las flores del mes de mayo que se celebra en Maó, se lanzó en un nuevo proyecto empresarial en el que plasmó su manera de entender la moda. “Bobas es una alpargata de autor en la que he querido descontextualizar tejidos y separarlos de su simbolismo, para poder ofrecer una visión distinta de este calzado tradicional. Series limitadas, cosidas a mano aquí y en las que solo utilizo materiales naturales. La marca Bobas, además de simpática y femenina, tiene su origen en las famosas tortugas que surcan el Mediterráneo”, explica su creador. Quizás el mayor reto para Llorenç haya sido lanzarse en tiempos de crisis a la aventura de la moda a una edad en la que muchos piensan en jubilarse. Su éxito local ha convertido las alpargatas en un producto chic que entrará en una segunda fase en breve con una tienda online.