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La última semana que estuvimos analizando los mercados bursátiles europeos, los dejamos en un término medio entre soportes claves que deberían respetar para evitar riesgos a giro de tendencia, pero también algo alejados de las resistencias que pueden frenar las subidas.

Tras la última subida prácticamente vertical que hemos visto en nuestro selectivo IBEX35 desde principios de año, que lo llevaron a romper fuertemente la anterior resistencia (ahora convertido en soporte) de los 11.000/11.200 puntos de la que tanto hablamos durante el año pasado, parecía que se encaminaba hacia el siguiente objetivo, los 12.200 puntos (además de un porcentaje relevante de la caída desde 2007 a 2012 es el máximo de 2010). Sin embargo el recorte se produjo antes (el máximo fue algo inferior a 11.900). Realmente no ha cambiado nada técnicamente porque se mantiene por encima de soportes, aunque hay quien diría que se puede encontrar en fase de distribución (precedería a una tendencia bajista). Viendo el volumen y la enorme liquidez que hay en el mercado, no lo parece ni de forma macroeconómica, viendo las previsiones de crecimiento tanto a nivel nacional como mundial de instituciones como el Banco de España, Funcas o el Fondo Monetario Internacional. Y lo que parece que será el eterno riesgo de Grecia, cada vez afecta menos a los mercados, ni por fundamentales debido a que se ven resultados empresariales sólidos (BBVA, Iberdrola…).

En base a esto, la mejor opción es la paciencia: no solo la bolsa española está todavía en tendencia alcista dentro de un escenario de crecimiento, sino que los niveles de confianza del inversor están lejos de marcar euforia y la alternativa de la inversión en bolsa. Es decir, la renta fija supone asumir grandes riesgos a largo plazo a cambio de exiguas rentabilidades siendo nulas a corto plazo, o incluso negativas (casos ya no solo de la deuda alemana sino también de la española a plazos ya de dos años).